Colombia es considerada una potencia agrícola mundial por Naciones Unidas y este título se lo ganó por ser uno de los cinco países que aportará para duplicar la oferta alimenticia de aquí a 30 años, en gran parte, por el potencial que tienen sus campos y, ahora, por la promesa de un posconflicto que se centrará en el campo.
Este es un país con extensión rural y mucho potencial, pero con un área cultivada que se podría incrementar. Sin embargo, de qué nos sirven los programas en pro de aumentar la producción si terminamos desperdiciando los productos agrícolas cuando no los compran.
Agronegocios reveló, en un informe especial, que en el sector agrícola se pierden seis millones de toneladas de alimentos al año. Una de las principales razones es la poca salida de cosechas desde las áreas de cultivos.
En el mismo artículo, se mencionó que la Asociación de Bancos de Alimentos de Colombia (Abaco) aseguraba que con el número de alimentos que se pierden, 37 millones de colombianos podrían comer 400 gramos de alimentos al día.
Esto representa algo así como dos manzanas de agua y una pera y, seguramente, con estos alimentos podríamos reducir un poco la desnutrición.
Además, tenemos a millones de productores saliendo en los medios de comunicación y solicitando ayuda por los bajos precios de los productos agrícolas importados que hacen poco competitiva la producción nacional.
La importación no es un problema en sí y de hecho ayuda a nuestro país, sin embargo, hay que tener especial cuidado en que no afecte al sector rural.