El campesino, el mayor afectado con los bloqueos

Cuando inició el paro nacional, el pasado 28 de abril, no se dimensionaba la fuerza que iba a tomar, sobre todo, en los principales corredores viales del país, donde se quedaron atrapadas más de 700.000 toneladas de alimentos y un sinnúmero de insumos necesarios para el funcionamiento de la economía.

Y aunque la excusa de muchos manifestantes es que ahí están los productos de grandes empresas, lo cierto es que buena parte de la comida represada proviene de los pequeños productores del campo colombiano; emprendedores rurales, cuya única fuente de ingresos son las moras, las papas, la cebolla, entre muchos más productos que cosechan.

El problema no solo radica en el dinero que se pierde por cada día de atraso en la entrega de producto, sino en dos factores importantes que atañen al productor y al consumidor.

Por un lado, con la poca oferta de producto los precios se disparan, por lo que las familias deben destinar más dinero por bienes que, normalmente, no tienen cambios de precios tan abruptos, y en el peor de los casos deben dejar de comprarlos porque su poder adquisitivo no se los permite.

En el otro frente están los productores, quienes, según como ven el panorama, no tendrán una recuperación tan rápida, e incluso muchos ya han perdido el sustento de sus familias. Por ejemplo, los cultivos frutales deben ser cosechados a tiempo y por cada día que pierden de comercialización, su calidad baja y los intermediarios prefieren no comprar, porque al final terminarán desechando el alimento.

Los problemas no terminan ahí, los campesinos, como todos los empresarios, también buscan crecimiento y hacen planes a largo plazo con sus negocios, sin embargo, con cada día de atraso las cuentas suben y los créditos para seguir produciendo se hacen más complicados por el riesgo que representan. Un problema más que se suma a larga lista que ya tenían los campesinos.