Aprovechar el efecto de las bonanzas cafeteras

La caída en el precio interno del café, la revaluación de la Tasa Representativa de Mercado y la baja en la prima del precio del grano, son solo algunas de las razones que explican que el sector haya lanzado un SOS y que diversos actores manifiesten que hay una crisis cafetera.

Según el Fondo de Estabilización de Precios del Café, el contrato C ha retrocedido cerca de 20% en lo que va corrido del año, mientras que la tasa de cambio ha tenido un proceso de revaluación del orden de 12,5%, y el diferencial de calidad retrocedió de los US$0,50 a US$0,20.

Después del pico de 2020 y 2021, el precio interno del café ha venido recuperando los niveles promedio de largo plazo, pero tuvo una caída de 43% en el último año, ya que, en agosto de 2022, estaba por encima de $2,5 millones por carga y en septiembre de 2023 bajó a $1,3 millones.

Las bonanzas cafeteras no han sido bien aprovechadas y, por el contrario, en vez de guardar par las temporadas de escasez, se ha visto un desaprovechamiento de los recursos.

En los últimos 20 años, la volatilidad de los precios ha afectado fuertemente a los cafeteros. Fueron dos décadas en las que hubo cuatro ciclos de precios altos (2011, 2017, 2020 y 2022) relacionados con la contracción de producción de café a nivel mundial, derivada de fenómenos climáticos, principalmente.

Estas bonanzas tienen un impacto directo sobre la productividad, ya que, si bien aumenta el costo real de la cosecha, se reduce la capacidad de producción. Esto se da porque los cafeteros ganan más recursos con menos producción. Según cifras del Ministerio de Agricultura, entre 2019 y 2022 aumentó en 75% el valor de la cosecha, mientras que la producción se cayó en 3,67 millones de sacos.

Sin un correcto manejo de las bonanzas el sector estará siempre en crisis, ante el nulo control de las variables exógenas que integran el precio.