Agroturismo, como enorme catalizador de la economía
Como catalizador del desarrollo y la reactivación, el agro es el ingrediente perfecto para la economía circular, especialmente en los últimos meses en el Atlántico. A 40 minutos de Barranquilla, una tradición de cocina ancestral se encontró -repentinamente- obstruida por la pandemia del covid-19, que impidió a las matronas de Pital de Megua celebrar su festival del pastel.
Solo con este plato, que lleva arroz, pollo y cerdo, entre otros ingredientes, las cocineras movieron más de $320 millones a comienzos de julio de este año, cuando en alianza con la Gobernación del Atlántico y Rappi los llevaron a los hogares de los barranquilleros.
Unas semanas después, cuando el auge del festival había decaído, un cultivo ajeno al departamento, el girasol, les dio una nueva oportunidad a los campesinos, a las cocineras, y -en general- a todo Pital de Megua.
Esta flor llegó en el momento preciso, pues con ella se puede producir alimento para los bovinos y concentrado para los pollos, cuyos precios aumentaron por la pandemia. Sin ingresos y sin trabajo, los campesinos de la zona encontraron en el girasol no solo una oportunidad de poner a producir sus tierras, sino también de atraer turismo, con el que han generado cerca de $100 millones en los últimos meses.
Del turismo también surgieron más empleos, cuando los hijos de los jornaleros se formaron como guías turísticos, aprendiendo directamente de sus padres las propiedades del girasol, y los beneficios que a futuro esperan obtener, como la producción de aceites, alimentos para humanos, entre otros.
Completando ese círculo, entre agricultura, culinaria y comercio, ahora en los cultivos de girasoles las matronas de Pital de Megua también venden sus pasteles. Cada fin de semana, hasta 5.000 turistas visitan la zona, no solo para ver girasoles, sino para comprar pasteles, ramos de flores y semillas.