¡Trabajo si hay!
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Andrés Vernaza Guzmán

¡Trabajo si hay!

15 de noviembre de 2023
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Uno de los problemas actuales de mayor importancia para el sector agropecuario colombiano está dado por la escasez de mano de obra; los colombianos no quieren trabajar en el campo, y las empresas no consiguen el personal suficiente para realizar sus actividades.

Esta situación constituye uno de los retos más urgentes que se deben enfrentar si se quiere impulsar el desarrollo agropecuario en el país, más aún cuando ahora todos los esfuerzos del gobierno nacional, comenzando por el sustancial incremento del monto previsto para el sector agricultura en el presupuesto general de la nación, se orientan a llevar a cabo una reforma rural integral.

Y es que si se quiere lograr un mayor desarrollo del campo colombiano no sólo es necesario resolver el problema de la tierra y avanzar en la implementación de esquemas productivos que permitan su explotación, también es fundamental desplegar estrategias efectivas que promuevan que las personas tomen la decisión de trabajar en el campo y le apuesten a su futuro como un sector promisorio de nuestro país. ¿Qué hacemos con la tierra y con los proyectos productivos si no tenemos gente que quiera, pueda y sepa trabajarlos?

Una manera de aportar a la solución de este desafío podría ser avanzar en el perfeccionamiento del esquema de formación de los futuros trabajadores, de modo que se tengan en cuenta los distintos aprendizajes que se han adquirido hasta el momento.

En primer lugar, deben articularse esfuerzos, entre el sector público y privado, encaminados a identificar las actividades agrícolas que son, o pueden ser desarrolladas en una zona específica del territorio. Esta información debe ser la base para la oferta educativa que estaría disponible en aquella zona, garantizando que las personas estudien las disciplinas que el campo requiere y que ejercerán en un futuro; habría un progreso sustancial de la pertinencia de la formación laboral.

Por otra parte, al lograr que la gente estudie las disciplinas que el campo demanda, existe una mayor probabilidad de que los habitantes de aquellos territorios logren una efectiva inserción laboral. Apuntaríamos directamente a cubrir las necesidades de mano de obra de los empresarios del campo.

Aquí, es fundamental que se implementen mecanismos efectivos que permitan una especie de irrigación de mano de obra para las empresas, teniendo en cuenta los oficios requeridos y la disponibilidad de los futuros trabajadores por su ubicación geográfica. El Sena tiene experimentos interesantes con otros sectores de la economía, como los semilleros de aprendices, cuyos resultados pueden ser tenidos en cuenta para el sector rural.

De manera transversal a estas medidas, es importante fortalecer la política de incentivos que fomenten el interés y el acceso a las actividades de formación para trabajar en el campo. Estímulos relacionados con la conectividad, la movilidad y desplazamiento, la condonación de los costos de los estudios, así como la garantía de acceso a un empleo, al momento de finalizar el respectivo programa, o un apoyo financiero a los emprendimientos, pueden ser elementos determinantes.

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