Firmas venden aplicaciones estilo Spotify para compensar la contaminación en el mundo
Sally Rogers utilizó el transporte público, compró alimentos cultivados localmente y buscó productos sostenibles en San Francisco debido a su preocupación por el medio ambiente. Entonces se dio cuenta de que todo lo que estaba haciendo quedaba anulado por su necesidad de viajar.
Su solución fue suscribirse al Proyecto Wren, un programa de una nueva generación de start-ups centradas en el clima que ofrecen a los consumidores una forma de contrarrestar la contaminación por gases de efecto invernadero. En un guiño a los proveedores de contenido de música y vídeo Spotify Technology SA y Netflix Inc., ofrecen una herramienta basada en la web para cuantificar las emisiones carbono individuales y luego realizar pagos regulares en proyectos que absorberán esas emisiones.
"Han eliminado esa sensación de desesperanza que solía tener cuando entendí mis emisiones carbono", dijo Rogers, fundadora de una agencia de marketing que pone en contacto marcas de consumo con influenciadores de productos. "El mayor impacto en mi huella de carbono era mi deseo de visitar a amigos y familiares en otras partes del mundo".
Los llamados servicios de streaming climático aprovechan el instinto de los mileniales de ser respetuosos con el medio ambiente y buscar soluciones en Internet, o sus teléfonos móviles.
Estas empresas están saltando a una industria de compensación de carbono que mueve US$200 millones al año y que, hasta hace poco, se ha centrado principalmente en las empresas en lugar de los consumidores.
"Hay mucha demanda de los consumidores de medidas asequibles sobre el cambio climático que no tienen la forma de activismo político tradicional", dijo Ben Stanfield, cofundador de la startup californiana Project Wren. "Mucha gente está frustrada con la forma en que los gobiernos locales y nacionales están abordando el problema".
Sus operaciones ayudan a compensar la contaminación plantando árboles que absorben dióxido de carbono, instalando paneles solares o distribuyendo cocinas menos contaminantes en países en desarrollo. El servicio aplica esos ahorros al carbono emitido en la vida cotidiana, incluido los vuelos o la conducción.
Empresas como Citigroup Inc. o UBS Group AG han utilizado durante décadas este servicio de compensación para minimizar su impacto ambiental. JPMorgan compensa todos los viajes aéreos de negocios, y la consultora PricewaterhouseCoopers LLP ha vinculado sus emisiones con la protección forestal. Virgin Atlantic Airways Ltd. es una de las numerosas aerolíneas que ha introducido programas de carbono para financiar proyectos ambientales.
Otro servicio llamado Chooose cobra menos de US$10 al mes por un plan de suscripción que ayuda a destinar dinero a proyectos de energía renovable. La empresa con sede en Oslo también ofrece tarjetas de regalo y productos de marca de la compañía (sostenible y amigable con el medio ambiente, por supuesto).
Su fundador, Andreas Slettvoll, dejó su puesto en asuntos legales en la industria rusa de combustibles fósiles para combatir el cambio climático.
"Si hubiera continuado con eso toda mi vida, nadie habría acudido a mi funeral", dijo Slettvoll en una entrevista. "Incluso si se vive en una cueva, hay una huella de carbono inevitable".
En California, Stanfield lanzó el Proyecto Wren hace aproximadamente dos meses con los cofundadores Mimi Tran Zambetti y Landon Brand. Con una suscripción mensual adaptada a su huella de carbono, ya cuenta con alrededor de 500 suscriptores.
Para aquellos que desean compensar sobre la marcha, la aplicación móvil OffCents puede detectar y calcular automáticamente sus emisiones de carbono ya sea de viajes en automóvil, avión o tren. A través de sus teléfonos, los usuarios pueden decidir cuánto gastar en créditos de carbono.
"Es una aplicación que le recompensa por evitar y compensar los viajes", dijo Howard Jaslow, quien creó OffCents después de dejar Blackstone Group Inc. hace unos tres años.
El negocio de compensación sigue siendo una ínfima parte del mercado internacional de carbono, un sector valorado en alrededor de 144.000 millones de euros (US$159.000 millones), según el proveedor de datos financieros Refinitiv. Está dominado principalmente por el sistema de límites máximos y comercio de la Unión Europea, donde las fábricas, los servicios públicos y las aerolíneas tienen la obligación legal de tener cuotas para cubrir su contaminación. Los permisos se pueden negociar, generando un mercado de miles de millones de dólares.
"Hace unos años era casi insólito seguir la huella de carbono o compensación", dijo Stanfield. Estamos empezando a ver estas cosas aparecer con más frecuencia".
En el futuro, un servicio de compensación de carbono podría convertirse en una prestación ofrecida por las empresas, similar a inscripciones en gimnasios o seguros médicos.
"En cinco años, 10 años, será muy extraño si su empleador no ofrece alguna manera de compensar el carbono", dijo Stanfield.