¿Y si hacemos de la agricultura la carrera del futuro?
Estamos de frente a una amenaza real, el planeta se está desbordando. En la actualidad, somos cerca de 7.500 millones de personas y en 30 años seremos más de 9.500 millones en un mundo que está viendo cómo se limitan los recursos, pero que a la vez requiere producir más comida para poblaciones urbanas en ascenso.
Por eso, el reto de los líderes del sector agroindustrial es inmenso: alimentar a la humanidad, sacarle una mayor productividad a la tierra, minimizar el impacto ambiental y encontrar estrategias para que las nuevas generaciones vean a la agricultura como un trabajo atractivo y con futuro.
¿Qué le parecería recibir una oferta de trabajo en un lugar con un amplio campo de acción; con alta demanda; que le ofrece oportunidad de crecimiento; donde encontrará apoyo para sus ideas; que garantizará que su trabajo generará impacto ambiental y social, y, además, que no requiere que labore desde una oficina ¿Aplicaría? Pues déjeme contarle, aunque le parezca poco creíble, que todo esto lo ofrece el trabajo agrícola, el trabajo del campo.
El reto del capital de trabajo en el campo se enfrenta a dos desafíos: por un lado, hacer de la agricultura una profesión interesante para los jóvenes en las ciudades, promoviendo su profesionalización e inversión, y por el otro, retener el actual capital de trabajo que tiene el campo. La deserción generacional de los agricultores es un fenómeno global al que debemos hacerle frente en alianza con el estado y la academia. Es necesario que trabajemos en conjunto para lograr la dignificación de la vida del pequeño y mediano agricultor, quien bajo condiciones dignas y prósperas dejará el imaginario de que el progreso está en abandonar su tierra y promoverá la continuidad de su labor y patrimonio, influyendo también en su descendencia.
Lejos de la imagen del agricultor que ara con azadón, hoy en día las labores agrícolas van de la mano del uso de herramientas tecnológicas que vuelven más efectivos los procesos del campo, permiten utilizar mejor los recursos y contribuyen al mejoramiento de la calidad de vida del agricultor. Esto es posible porque la industria de soluciones para la agricultura es cada vez más consciente de la necesidad de inyectar capital en este campo: se invierten más de US$6.000 millones anuales en investigación y desarrollo en el agro.
Pero todavía tenemos un largo camino que recorrer, tecnología, investigación, desarrollo, apps, big data, drones, son conceptos que las nuevas generaciones manejan a la perfección y que necesitamos para implementar todas estas herramientas en el desarrollo del agro colombiano. Queremos que los jóvenes dejen su huella en el planeta con ideas innovadoras y responsables con el medio ambiente y la sociedad. Nosotros, desde la industria, estamos más que dispuestos a respaldarlos.
Es hora de creer en el campo. Es necesario que se siga invirtiendo en tecnología e innovación para la agricultura; todo esto garantizará no solo mayor producción, sino procesos más seguros y certificados, lo que se reflejará en un producto final que responda a los más altos estándares de inocuidad de los alimentos y a las más estrictas regulaciones en términos ambientales, eco-toxicológicos y, sobre todo, al cuidado de las personas. Estamos comprometidos con reconquistar a las nuevas generaciones para hacerles sentir orgullo de hacer parte del trabajo más valioso de la tierra.