Vender, esperar o apostar a futuros de soja: agricultores argentinos hacen sus apuestas
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Vender, esperar o apostar a futuros de soja: agricultores argentinos hacen sus apuestas

Con el desplome de los precios de la soja que provocó la guerra comercial entre Estados Unidos y China, la suerte de los agricultores argentinos dependerá de la apuesta que hayan hecho a lo largo de la temporada: vender a futuro, comerciar en el mercado disponible o acopiar hasta el fin del conflicto.
Colprensa
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A mediados del 2018, cuando los productores de Argentina planificaban el inicio de la siembra de la oleaginosa del ciclo 2018/19, el contrato de referencia de mayo del 2019 en el Mercado a Término de Buenos Aires (MATba) se negociaba en torno a los 280 dólares por tonelada.

Siete meses más tarde, y sin un acuerdo entre Washington y Pekín cercano en el horizonte, la soja argentina cotiza a 230 dólares, luego de haber alcanzado un piso de 210 dólares a inicios de mes, el valor más bajo en una década, que obligó a muchos productores a hacer cuentas.

"El impacto de la caída de los precios es grande, entre 120 y 150 dólares por hectárea. Para muchos es la rentabilidad esperada", dijo a Reuters Lucas Elizalde, un agricultor de la norteña provincia de Salta, donde el flete hasta el polo agroportuario de Rosario cuesta casi 50 dólares por tonelada.

Elizalde está entre los afortunados. El agricultor apostó al mercado de futuros, donde vendió cerca del 60% de su soja, llegando a recibir, antes del desplome de los precios, hasta más de 300 dólares por tonelada del grano.

No obstante, aún se lamenta: "Tuvimos un buen precio promedio de venta, pero hoy decimos pucha (maldición), ¿cómo no vendí más?".

Por la caída, los ingresos que recibirá Argentina -uno de los principales exportadores mundiales de soja- por las exportaciones de la cadena de la soja 2018/19 se contraerá en 1.400 millones de dólares, a 14.000 millones de la misma moneda, según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).

El dato es alarmante en momentos en que el país busca salir de una recesión y el presidente Mauricio Macri, que tratará de ser reelecto en octubre, intenta alcanzar el equilibrio fiscal. En Argentina los ingresos de las tasas a las exportaciones del complejo sojero son un recurso clave del Estado.

Guerra comercial y peste porcina

"Hay una retracción de la demanda del principal comprador mundial de soja (China) muy fuerte y eso lo que está generando es un mercado sobreofertado" y una consecuente caída en los precios del grano, explicó Agustín Tejeda, analista económico de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA).

Por el conflicto entre Washington y Pekín, la soja de Estados Unidos perdió su principal destino de exportación, mientras que analistas predicen que la peste porcina en China obligaría a ese país a sacrificar millones de cerdos, limitando su demanda del grano utilizado para alimentar a los animales.

En mayo, el Gobierno estadounidense estimó las reservas finales globales de soja 2018/19 en 130,6 millones de toneladas, un 50 por ciento más que su previsión de hace un año. En tanto, la BCR prevé que la cosecha argentina 2018/19 será de 57 millones de toneladas, la tercera más alta de la historia del país.

Arnaldo Rearte, un productor de la provincia del Chaco, en el noreste argentino, dijo que el impacto de la caída en el precio fue "brutal" por la limitada difusión de la herramienta de futuros en la región, que sufrió severos excesos de agua en la actual campaña.

"Esperemos que el conflicto de los popes a nivel internacional no nos provoque una nueva caída sobre el segundo semestre", dijo Rearte.

El pleito entre China y Estados Unidos también afectaría a la industria procesadora de soja argentina debido al crecimiento de los embarques de derivados de soja de Estados Unidos, cuya competitividad creció por el bajo valor que tiene la soja del país norteamericano.

Juan Minvielle, un productor del norte de la provincia de Buenos Aires, actualmente está atesorando sus granos de soja a la espera de un repunte en sus precios, luego de haber apostado a los futuros del trigo, pero no a los de la oleaginosa.

"Desde la cosecha de maíz que estoy viviendo de eso (el cereal)", explicó Minvielle.

"Pero ya no me queda, así que algo de soja estoy empezando a vender, aguantando lo más que puedo y tratando de llegar al maíz tardío", agregó.

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