Uso de semilla piratas representa pérdidas de US$300 millones y amenaza la competitividad
Usar semilla ilegal amenaza la economía de los productores, la competitividad del sector, y puede ser incautado por las autoridades. Por ello, con el inicio de las siembras de la temporada en productos como arroz, maíz, soya y algodón, entre otros, el ICA y Acosemillas hacen un llamado a los agricultores para que hagan uso de semilla certificada para garantizar la buena cosecha y la seguridad del capital invertido.
De acuerdo con Acosemillas, el porcentaje de uso de semilla ilegal en el cultivo de arroz está cercano al 80%, en soya del 50%, en algodón es del 25% y en el cultivo de papa alcanza hasta 90%, lo que está generado un riesgo para la condición fitosanitaria del país, la seguridad alimentaria de la población y la competitividad del sector agropecuario colombiano.
Frente al tema, el gerente general de Acosemillas, Leonardo Alberto Ariza, afirmó que “la situación ha sido puesta en conocimiento de autoridades sanitarias como el ICA y ya se está adelantando una estrategia conjunta para evitar perjuicios sanitarios y económicos a los productores del campo, quienes cada año por esta época, invierten su capital en la compra de semillas para la primera gran siembra del año”.
Las entidades destacaron que el uso de semilla pirata representa pérdidas al sector agrícola cercanas a los US$300 millones poniendo en riesgo la calidad de las cosechas, y causando perjuicios económicos tanto para los agricultores como para los consumidores.
El dirigente gremial además agregó que “no solo están en juego las inversiones de comienzo de año, sino también la seguridad alimentaria del país y el cumplimiento de acuerdos comerciales. Así mismo, están de por medio los intereses de los consumidores, que se ven expuestos a pagar precios más altos, cuando se afecta la oferta de los productos en el mercado y las cosechas no resultan de buena calidad”.
Es importante destacar que el uso irresponsable de semillas no certificadas en el agro aumenta la presencia de plagas y enfermedades e incrementa la cantidad y variedad de malezas, generando mayores costos de producción. A estos factores se suma la variación negativa en cosechas y la baja calidad de las mismas, ocasionando baja productividad en los cultivos.