Un estudio demuestra que el maíz primitivo no sobrevive al cambio climático
El estudio demostró que el maíz primitivo no sobrevive a las condiciones que generaría para 2050 la crisis climática, un dato que puede ayudar a comprender mejor los procesos de adaptación de la planta.
La investigación, que comenzó en 2009, utiliza teosintes -una planta originaria de México y Centroamérica que es el antecesor del maíz- cultivadas en unas cámaras cerradas similares a invernaderos en las que se manipula la concentración de CO2 y la temperatura.
Así, se imitan dos tipos de clima: uno similar al final del pleistoceno -10,000 antes de Cristo- y el que los expertos pronostican a 2050, con una temperatura del planeta dos grados por encima de la actual.
La investigadora Irene Holtz, directora del estudio, comentó a Efe que “las plantas de esa época (teosinte) crecen vegetativamente, pero no se reproducen” en las condiciones climáticas que se predicen para 2050 en el marco del calentamiento global.
"Al parecer a las plantaciones primitivas no les está gustando tanto el futuro", añadió la directora del estudio, que se desarrolla en el Centro de Paleoecología y Arqueología Tropical del STRI y en otra sede del Institutos, situadas en la capital panameña y sus alrededores.
Holtz, quien es la administradora de investigación del Centro de Paleoecología, indicó que estos “estudios sobre el teosinte y el maíz primitivo pueden contribuir a que los genetistas y agricultores comprendan y adapten las respuestas de las plantas a futuros climas”.
"Yo me imagino y estoy segura que en los bancos de semillas y laboratorios están trabajando con variedades actuales que puedan superar esto (la adaptación al clima), y sí consigan reproducirse", añadió.
Los resultados del estudio "hasta ahora han contribuido a comprender los macro y micro rasgos importantes en el proceso de la domesticación del maíz. Nos han indicado una vía alternativa para explicar la domesticación del maíz que no había sido demostrada hasta ahora para una planta cultivada", abundó.
"Hemos podido demostrar cómo la investigación experimental puede aportar conocimientos a preguntas importantes en los estudios sobre domesticación y además en general a la biología evolutiva", agregó Holtz.
El maíz, al ser un vegetal domesticado por el hombre desde el año 6,700 antes de Cristo en México, puede ser manipulado por el hombre para acelerar el proceso de adaptación de las nuevas condiciones climáticas, explicó la experta.
La investigadora principal del estudio es la doctora Dolores Piperno, que ha trabajo con un equipo compuesto por los doctores Klaus Winter, Owen McMillan y Enrique Moreno, del Smithsonian, en colaboración con Jeffrey Ross-Ibarra de la Universidad de Davis en California y Matthew Hufford de la Universidad de Iowa, ambas de Estados Unidos.
Aunque se analizó principalmente el teosinte y variedades de maíz primitivo, también se añadieron otras plantas silvestres como la del frijol y la calabaza, dijo Hotz sin más precisiones.
Holtz comentó los resultados preliminares del estudio en el marco de la inauguración de una exposición sobre la historia del maíz en Panamá, que se ha organizado en el marco de la conmemoración de los 500 años de la fundación de la capital panameña.
En esta muestra se explica que las primeras evidencias de la presencia de maíz en Panamá datan del año 5,800 antes de Cristo, que en actualmente solo en la comarca Guna Yala (Caribe) hay dos decenas de 20 tipos de este producto.