Trigo antisequía, la clave que busca expandirse para contrarrestar la crisis alimentaria
Ya lo aseguró la Organización de Naciones Unidas sobre los que nos depara en aras de consumo; se espera que la población mundial aumente en 2.000 millones de personas en los próximos 30 años, pasando de los 7.700 millones actuales a los 9.700 millones en 2050, pudiendo llegar a un pico de cerca de 11.000 millones para 2.100. Esto significa que se necesitará, con urgencia, implementar alternativas para poder sostener la demanda alimentaria que sacudirá las cadenas de producción globales.
Ya puesta la problemática en tela de juicio para la innovación, en 2012 el equipo dirigido por Raquel Chan logró revuelo global tras desarrollar una tecnología transgénica implementada inicialmente en Argentina: la HB4. Con esta dinámica de HB4 las plantas tienen un umbral de tolerancia superior en periodos de sequía.
Este gen modificado optimiza la capacidad de adaptación de las plantas a situaciones de estrés, sin afectar su productividad, como lo es en el caso de los cultivos más importantes del globo -soja, trigo, arroz y maíz- que están siendo afectados por cambio climático y ahora, otro flagelo sumado a la cúpula, la guerra entre Rusia y Ucrania.
“Eso no quiere decir que estas plantas crezcan en el desierto. Ningún ser vivo puede vivir sin agua, lo que hace esta tecnología es permitirles tolerar un lapso de tiempo mucho mayor con una ingesta de agua menor a lo largo de todo su ciclo de vida y una pérdida de rendimiento menor. O sea, dependiendo del nivel de déficit hídrico, una planta que no tiene la tecnología se muere o rinde muy bajo”, explica Chan, investigadora superior del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), directora del Instituto Agrobiotecnológico del Litoral (IAL, CONICET-UNL) y profesora titular de la Universidad Nacional del Litoral (UNL).
¿De dónde provino?
El equipo de Raquel Chan descubrió un gen del girasol que atribuye una gran tolerancia al estrés por sequía, lo implementaron en una planta de Arabidopsis thaliana a modo de experimento de laboratorio y obtuvieron resultados con buenas características.
China, el mayor importador y consumidor de soja en el mundo, aprobó la transgénica antisequía HB4 por parte de la empresa Bioceres en 2020. Al hoy, Australia y Nueva Zelanda se suman al desafío de implementar esta medida transgénica y sobrellevar los flagelos de carencia productiva ante la crisis alimentaria que se prevé.