Tierra Negra, en Boyacá, es líder en producción de calabazas de Halloween
Aunque la decoración del mes de octubre se caracteriza por la presencia de personajes como brujas, arañas, monstruos y zombies en casas y apartamentos, hay una hortaliza que también es protagonista durante este mes: la calabaza de Halloween o más conocida en la industria agrícola como la ‘Curcubita pepo’.
Si bien Colombia no se especializa en el cultivo de este tipo de calabaza, ya hay municipios en los que se cosecha la verdura especialmente para su uso en la celebración del conocido Día de las Brujas.
En efecto, de acuerdo con Deivis Suárez, coordinador de investigación de la Fundación Universitaria Agraria y experto en esta hortaliza, en Tierra Negra en el municipio de Ventaquemada, Boyacá, se tiene la mayor cantidad de producción de calabaza para uso ornamental.
De hecho, en ese Ventaquemada se obtienen ganancias cercanas a los $4 millones por hectárea cosechada, cifra que demuestra, según el experto, que en el país se producen volúmenes bastante elevados de este tipo de hortaliza. Sin embargo, no toda es consumida ya que le quita terreno aquellas calabazas de plástico y otros materiales.
“Aunque esta calabaza se localice en mayor medida en Cundinamarca, Tierra Negra tiene la mayor cantidad de cultivos, en donde los agricultores cosechan calabazas que llegan hasta los 30 kilogramos, produciendo hasta 12 toneladas por hectárea”, afirmó el experto, quien agregó que este tipo de cultivo tiene que cumplir con ciertos requerimientos.
Requisitos de cultivo
La labor de cosecha de la verdura tiene que estar bajo ciertas condiciones para que se logre la forma y el propósito deseada, el cual difiere del zapallo convencional, que corresponde a la calabaza conocida comúnmente.
En primer lugar, los cultivos deben estar entre los 1.600 y los 2.500 metros sobre el nivel del mar, además debe contar con una temperatura óptima, la cual debe rondar los 15 y 18 grados centígrados. A su vez, se recomienda realizar la siembra en cultivos intercalados con maíz o girasol y con dos semillas por nicho.
No obstante, la calabaza de Halloween y el zapallo pertenecen a la familia de las plantas cucurbitáceas, por lo que coinciden en el proceso de siembra y en que las dos son rastreras, por lo que se recomiendan prácticas agrícolas similares.
Ademas, las dos variedades también coinciden en que al ser parte de la agricultura nacional, el uso de agroquímicos se ejecuta teniendo en cuenta los mismos requerimientos nutricionales de los suelos en donde se cultivan las variedades.
Así lo confirmo, Franco Vallejo, docente experto en ciencias agrícolas de la Universidad Nacional con sede en Palmira, quien también señaló que, para producir este tipo de calabaza en Colombia, se tiene que importar la semilla procedente de Estados Unidos, que es el país más cercano que exporta este tipo de hortaliza.
De hecho, ese país es uno de los líderes de producción de calabaza, pues es allí de donde provienen las típicas linternas del Día de Brujas conocidas como ‘jack-o-lanterns’; término cuyo origen proviene de la leyenda llamada ‘Stingy Jack’. Es por ello que el vegetal se cultiva en casi todo el territorio del país norteamericano.
A pesar de que, a nivel nacional, las costumbres de la decoración de Halloween tengan orígenes más difusos, lo cierto es que el cultivo de la ‘curcubita pepo’ aún se encuentra en pleno surgimiento. A su vez, su práctica trae consigo la diferenciación de las dos variedades.
Las características del zapallo difieren a las de la calabaza ornamental principalmente, porque la primera, al ser comestible, tiene beneficios para el aparato digestivo y mejora el tránsito intestinal, entre otras ventajas para la salud.
Por su parte la calabaza de Halloween no es apta para el consumo ya que es hueca por dentro, es decir que no tiene pulpa, propiedad por la que los fanáticos del mes de las brujas suelen escogerla para poder dibujar expresiones faciales sobre la superficie de las cortezas naranjas.
El zapallo convencional
Perteneciendo a la misma familia que la calabaza ornamental, la producción del zapallo ha venido creciendo de forma exponencial en los últimos años.
Además, Valle del Cauca y el Atlántico también han incursionado en el cultivo de esta hortaliza, generando así una mayor cantidad de cosecha de esta verdura.
Otro factor que ha contribuido al aumento de la producción, es la generación de nuevas variedades mejoradas genéticamente, según lo afirmo Franco Vallejo.
Superando así la cifra del Ministerio de Agricultura que sostenía que, en la totalidad del territorio nacional se llegan a cultivar más de 3.543 toneladas de zapallo en 244 hectáreas.