Tecnificación y capacitación, entre las claves para fortalecer la seguridad alimentaria
De acuerdo a los resultados de la última edición del Índice Global de Seguridad Alimentaria (Gfsi por sus siglas en inglés), realizado por Economist Impact con el apoyo de Corteva Agriscience, los retos de los agricultores van más allá de la optimización de las cosechas, sino también en adaptarse a los cambios tecnológicos del campo y empezar a trabajar en el fortalecimiento de las cadenas de suministro.
Lo anterior, con el objetivo principal de fomentar la sostenibilidad y mitigar el impacto en el medio ambiente. Asimismo, con la meta clara de revertir la tendencia de inseguridad alimentaria que se vive hoy en el mundo y de encaminar a los países en la dirección correcta hacia el Objetivo de Desarrollo Sostenible de la ONU de alcanzar el hambre cero para 2030.
Los avances en materia de semillas, por ejemplo, pueden ayudar a los cultivos a soportar no solo las condiciones extremas que amenazan la producción de alimentos, sino que también garantiza cultivos más resistentes a las condiciones climáticas, como los efectos del niño y de la niña en Colombia, así como al ataque de plagas y enfermedades para cosechas saludables y de calidad.
En cuanto a tecnología, gracias al big data y al almacenamiento de datos, es posible tener predicciones y prescripciones para aprovechar de mejor manera cada uno de los recursos que se usan en campo.
Por ejemplo, existen tecnologías para recorrer las parcelas de maíz y de girasol -entre otros cultivos- a través de robots. con el potencial de realizar pruebas de campo de nuevas semillas y de posibles soluciones para la protección del cultivo, gracias a las capacidades de recolección de datos.
El concepto de agricultura tecnológica es cada vez más accesible, pues hoy es posible hablar de avances en biotecnología, agricultura de precisión y modelos de agro fintech con herramientas como los drones.