La sobreoferta es una de las preocupaciones que visualiza el gremio de los arroceros
En las últimas semanas la Federación Nacional de Arroceros (Fedearroz) hizo un llamado al Gobierno y a los productores para adoptar medidas que ayuden a mantener la estabilidad que tuvo el gremio durante 2022.
Rafael Hernández Lozano, gerente de la entidad, dijo que con el fin de evitar una sobreoferta temporal, era urgente que los productores planearan el número de hectáreas a sembrar en la próxima cosecha y que estas no superaran lo registrado en 2022.
En efecto, y contrario a lo advertido, se prevé un aumento en las áreas sembradas, especialmente en los llanos orientales y Casanare, debido a los buenos precios que tuvo el producto el año pasado.
No obstante, esto quizás se podría alivianar con el nivel de consumo de arroz, que aún se mantiene en el país, pues se calcula que este llega a 43 kilos per cápita. Esto da cuenta de que el arroz es un producto inelástico en la dieta de los hogares colombiano y que se debe seguir fortaleciendo desde la óptica de la seguridad alimentaria, objetivo que busca el gremio.
Según datos de Fedearroz, tanto el IPP como el IPC se han reducido en el presente año. Con corte a marzo de 2023, el costo de producir una tonelada de arroz se redujo a $1,92 millones, con una reducción de 2% con respecto al mes anterior.
Aunque el IPC mantiene una variación anual de 39,34%, este año se ha venido apaciguando y en el último mes tuvo una variación de 0,5%. Esa estabilización en precios se dio pese a que “en 2022 hubo un incremento en costos de producción para el arroz de 40%”.
Con este panorama de mejores precios y descensos en la producción es que se da la preocupación de que haya una sobreoferta en la siembra. Hernández explicó que precisamente en este mes, es cuando se siembra la mayor cantidad del área de la cosecha.
Si bien en el momento no se tiene datos exactos de cuánto podría crecer la siembra, pues los productores estarán en esta etapa hasta mayo, el gremio espera que se realice la misma evaluación previa que les dio éxitos en 2022, es decir, hacer una óptima planeación de las hectáreas.
“La próxima cosecha se realizará en los meses de agosto y septiembre. Es importante resaltar que el país tiene hoy un menor inventario que el que tuvo en años anteriores, y si hay un menor inventario, la industria tiende a nivelarlos con las compras de la cosecha.
Esperamos que no se vaya a dar una disminución en el precio, porque teniendo en cuenta los costos de producción que se mantienen altos, el cultivo debe permitir al productor cubrir esos costos y que aún haya margen de utilidad”.
A la preocupación por el riesgo en el crecimiento de las áreas, Hernández agregó que el Gobierno aún no ha apropiado los dineros para el incentivo al almacenamiento, herramienta que ante la estacionalidad de la cosecha en el segundo semestre, es indispensable para sacar del mercado los excedentes temporales. El gremio consideró que esto se debe de acompañar de un estricto control y manejo del cultivo, sembrando en los mejores lotes y evitando hacerlo en zonas de alto costo.
“Como lo ha manifestado el presidente de la SAC, la importancia en cuanto a bajar los precios de los alimentos recae en la seguridad alimentaria. Nosotros como productores de arroz la hemos garantizado. Que ahora tengamos una cosecha un poco más grande, lo que hace es garantizarle a Colombia un suministro suficiente para fortalecer la seguridad alimentaria, que el país consuma arroz nacional y que se reemplacen las importaciones de arroz”, dijo.
Para el gremio arrocero la época de sequía es otra preocupación importante, pues durante El Niño “el agua de los caudales de los ríos que se utiliza para el riego de los cultivos disminuye en hasta 50%”.