Seguridad alimentaria en Colombia: desafíos, oportunidades y soluciones desde territorios
Colombia enfrenta importantes retos en materia de seguridad alimentaria, derivados principalmente de la desigualdad social, las dificultades en el acceso a alimentos y los impactos del cambio climático. Sin embargo, la enorme biodiversidad del país representa una oportunidad única para desarrollar soluciones sostenibles que aseguren una alimentación suficiente y adecuada para toda la población.
En este contexto, la FAO en Colombia, la Universidad de La Salle y la Fundación Alpina organizaron el primer encuentro de la serie “La cuestión de los sistemas agroalimentarios: aprendizajes, desafíos y recomendaciones”. Este espacio fue concebido para reunir diferentes perspectivas y fomentar el diálogo sobre cómo enfrentar los retos que amenazan la seguridad alimentaria en el país.
La necesidad de generar estos espacios de reflexión queda evidenciada en las cifras más recientes. Entre 2021 y 2023, más de 2,2 millones de personas en Colombia padecieron inseguridad alimentaria, lo que revela la fragilidad de muchos hogares frente al acceso a productos básicos. De acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), un 30,7% de la población experimentó inseguridad alimentaria moderada o grave durante ese mismo periodo. Estas cifras subrayan la urgencia de adoptar enfoques sostenibles que garanticen el derecho a una alimentación adecuada.
Una de las estrategias clave para enfrentar este desafío consiste en fortalecer las capacidades locales para la producción sostenible de alimentos. En este sentido, la agroecología se presenta como una alternativa transformadora. Este enfoque permite a las comunidades mejorar su acceso a alimentos saludables, conservar los ecosistemas y recuperar prácticas tradicionales que promueven la sostenibilidad a largo plazo.
En regiones como La Guajira, la agroecología ya está dando frutos, con iniciativas que integran conocimientos ancestrales y soluciones adaptadas a su entorno. Entre las prácticas más destacadas se encuentran: manejo del suelo y del agua mediante técnicas apropiadas para condiciones semiáridas, como el uso de sistemas de riego por goteo que maximizan el aprovechamiento del agua; producción de abonos orgánicos y biopreparados, que reemplazan el uso de agroquímicos, protegiendo el medio ambiente y mejorando la calidad del suelo; y conservación de semillas nativas, fundamentales para mantener la biodiversidad.
“En La Guajira, la agroecología demuestra que la seguridad alimentaria es posible cuando se cultivan alimentos de forma sostenible, se protege la biodiversidad y se fortalecen las capacidades locales para enfrentar los desafíos desde el territorio", explica Camila Aguilar, directora ejecutiva de la Fundación Alpina:
Cerrar las brechas en el acceso a alimentos no se trata únicamente de responder a emergencias, sino de promover soluciones duraderas que nacen desde los territorios. Este modelo no solo se aplica en La Guajira, sino también en regiones como Vichada y Cauca, donde las comunidades avanzan hacia sistemas alimentarios más justos, resilientes y acordes con sus contextos culturales, integrando saberes ancestrales, innovación y participación comunitaria.