Reglas nuevas que ponen en vilo mercados campesinos
Agricultura

Reglas nuevas que ponen en vilo mercados campesinos

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El pasado 18 de febrero se organizó el primer piloto de mercado campesino de la Alcaldía de Enrique Peñalosa en una nueva apuesta por tecnificar a los pequeños productores. 

Pero dichos mercados campesinos no son nuevos en la ciudad. Han sido un proceso que arrancó en 2003 cuando Bogotá pensó su plan de abastecimiento. Durante 10 años, se fueron fortaleciendo al punto de incidir en la política pública del Distrito. Pero el vuelco ahora va en las nuevas condiciones que le ponen a los pequeños productores que, son en realidad, los que aprovechan estos espacios. 

Según Irene Fonseca, directiva de la Fundación San Isidro, “vemos un retroceso grande desde 2015 porque la administración parece no ver la importancia de la economía campesina y le han quitado presupuesto que le permitían a los pequeños productores llevar sus mercados a Bogotá”. Fonseca señaló que el Distrito prohibió la venta de comida preparada en los mercados, así como la oferta de productos cárnicos y procesados a menos que cuenten con un registro del Invima. 

En las cuentas de los pequeños productores deben incluirse ahora $7 millones, valor promedio de un registro por producto que cobra la entidad. 

A eso se suma una petición que por campesino se ofreciera un solo producto.

Agronegocios buscó al actual secretario de Desarrollo Económico, Juan Miguel Durán, -que viene de ser superintendente de Transporte- pero se encontraba en proceso de empalme pues la entidad estuvo al aire por dos meses tras la renuncia en diciembre de Freddy Castro. Justamente, el ex secretario explicó que el cambio respondía a un interés de Bogotá de trabajar con la institucionalidad y de garantizar la salubridad pública al pedir los registros Invima. “Yo llevo 10 años en los mercados campesinos y nunca he escuchado que alguien se haya enfermado con mi comida” le respondió Juan Rincón, campesino de la vereda Santa Lucía. 

La historia del mercado

La economía campesina es definida, según la Misión de Estudios Agrario de 1990, como la pequeña producción familiar rural, que si bien tiene gran presencia en Colombia, no ha servido para mejorar los indicadores de pobreza de los pequeños productores.

Uno de los principales problemas, relata un informe de 2010 del Observatorio de Desarrollo Económico del Distrito, es el acceso a la tierra y las condiciones de crédito que enfrentan los campesinos en el país. Dichas condiciones no le impiden competir en el mercado nacional aunque en muchos casos teniendo unos precios injustos para el productor. La razón, la cadena de intermediarios entre el campo y las ciudades encarecían los productos para el consumidor dejando la ganancia en los intermediarios. 

Por eso nació, desde 2006, el programa de mercados campesinos en el marco del plan de abastecimiento de Bogotá. Fue una forma que encontraron las organizaciones campesinas y la Alcaldía Mayor de generar una alternativa con la promesa de tener precios justos. 

En 2010, la apuesta por los mercados campesinos se consolidó con el acompañamiento de Oxfam, la Unión Europea y las organizaciones campesinas con el Acuerdo 455 que promovió la integración de los mercados campesinos y lo institucionalizó para hacerlo el primer viernes de junio de cada año. 

Todo eso empezó a desmoronarse en 2013, cuenta Isaías Rodríguez, presidente de la Junta de la Fundación San Isidro, por divisiones entre las organizaciones campesinas. La razón, el secretario de Desarrollo Económico de ese entonces, Carlos Simancas, decidió dejar que las organizaciones fueran las que contrataran el proceso logístico. “Estas diferencias se tradujo en dos sectores que rompieron la unidad de los mercados campesinos y que si usted mira con el cambio en la política de Bogotá con la administración actual, llevan a que hoy perdamos la identidad de los mercados campesinos”, indicó. 

Por esa división ahora los mercados campesinos son operados por la Región Administrativa y de Planeación Especial (Rape), creada en 2014, que se articula con los productores campesinos para ahora llevar los mercados a la ciudad. 

Sixta Tulia Álvarez
Campesina de Duitama

De pionera a desplazada
Fue de las pequeñas productoras pioneras en los mercados campesinos desde 2006 en el que ha ofrecido calabazas, zanahorias, acelgas, entre otros. “El Gobierno de Bogotá no nos está dejando trabajar libremente porque de una forma u otra tratan de bloquearnos”, señaló. Defiende la producción orgánica de su parcela.

Juan Rincón bautista
Agricultor de la vereda Santa Lucía

“Queremos trabajar”
Son 63 años de trabajo en el campo que ha dedicado este pequeño productor. Se vinculó a mercados campesinos hace 10 años vendiendo carnes de conejo, chivo, gallina. “Es el sustento de la familia pero desde que llegó el alcalde nos afectó. No sabemos si es que él no va con el campo”, anotó. 

Las opiniones

Isaías Rodríguez
Directivo de Fundación San Isidro

“Hay un interés para que los mercados campesinos pierdan su identidad y solamente quede como un espacio de comercio al público y nada más”.

Freddy Castro
Ex secretario de Desarrollo Económico
“Como autoridades debemos garantizar la salubridad de los mercados campesinos. Pero los pequeños productores son una prioridad”.

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