¿Qué es la zoocría y por qué está siendo una alternativa para la ganadería en Caquetá?
Este departamento, conocido por ser la entrada a la Amazonia colombiana, también es la zona con mayor deforestación del país, tanto así, que en 2021 el Observatorio de Conflictos Socioambientales reportó allí la pérdida de 112.899 hectáreas de bosque. Un modelo de ordenamiento rural que impulse actividades como la zoocría sería fundamental para el óptimo manejo del suelo en esta región –afectado por el uso intensivo de la ganadería–, ya que mediante esta práctica se crían especies amenazadas o en vía de extinción como boas, iguanas, babillas y chigüiros.
Según la Agencia de Noticias de la Universidad Nacional, una investigación evidenció que varios de los dueños de fincas de este departamento prefieren talar los árboles para tener más espacio para acumular ganado, “actividad que perjudica el suelo pues el peso de las vacas lo compacta afectando el hábitat de los microorganismos que viven allí, además de la productividad de la pastura”, dice la investigadora líder de la Universidad.
La investigadora identificó que aunque la ganadería es la actividad que predomina en el departamento no es la principal fuente de subsistencia pues no deja ganancias, ya que por el clima la carne no se puede transportar hacia los mataderos para venderla porque se daña, debido a que las vías de acceso son precarias, lo que alarga los trayectos. En ese sentido, lo único que se aprovecha es la leche, por eso el departamento es reconocido por sus quesos y productos lácteos.
“Los bosquesinos, que son los campesinos que no viven del campo sino del bosque, se han visto obligados a buscar otra fuente de subsistencia cazando animales silvestres como micos, borugas, chigüiros e iguanas, es decir que su principal fuente de proteína proviene del bosque”, afirma.
Zoocría como alternativa
Los investigadores proponen crear zoocriaderos de subsistencia humana, y piden que la Agencia Nacional de Licencias Ambientales, Anla, aplique una legalización menos estricta para la preservación de las especies en peligro de extinción. En otras palabras, “los mismos bosquesinos tendrían su criadero, se podrían alimentar y al mismo tiempo asegurarían un número específico de especies para su conservación sin afectar el suelo rural como lo hace el ganado”.
“Cuando un neonato es separado de su madre porque la cazaron para comercializar su piel o para diferentes fines, ese animal sufre de muerte ambiental, es decir que nunca más se podrá incorporar a la vida salvaje porque no sabe cómo sobrevivir, y si se deja libre muere, por eso es importante la zoocría”, explica la investigadora.
Señala además que esta forma de subsistencia garantizaría la incorporación al bosque de especies en peligro de extinción, con la certeza de que no morirán al ser liberadas. Un ejemplo de que estas iniciativas son viables y positivas está en Carmen de Apicalá (Tolima), donde existe un zoocriadero de babillas, en donde el caimán aguja, que estaba cerca de extinguirse, presentó cerca de 45 poblaciones nuevas.
También destaca que otro beneficio es que se puede realizar una variación genética evitando cruces entre familias que podría terminar en la propagación de enfermedades según los animales.
La propuesta de la Universidad Nacional de implementar la zoocría en Caquetá representa una estrategia innovadora para mitigar la deforestación y ofrecer una alternativa económica sostenible para los campesinos locales.
“Además, no solo combatiría la deforestación, sino que también generaría variaciones genéticas saludables en especies amenazadas, contribuyendo a la biodiversidad y a la reintroducción exitosa de animales a sus hábitats naturales”.