¿Por qué Latinoamérica no produce fertilizantes para dejar de depender de Europa?
Agricultura

¿Por qué Latinoamérica no produce fertilizantes para dejar de depender de Europa?

Colombia enfrenta el desafío de asegurar el abastecimiento de abonos y fertilizantes necesarios para apoyar el crecimiento de su producción agrícola
A través del SD&M, se usarán técnicas avanzadas para obtener resultados reales y precisos de las necesidades del suelo
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La alta dependencia de la importación de fertilizantes es un problema que afecta directamente a la producción agrícola, y al ser uno de los motores que jalona la economía nacional, es un tema macro en la agenda del Gobierno.

Colombia enfrenta el desafío de asegurar el abastecimiento de abonos y fertilizantes necesarios para apoyar el crecimiento de su producción agrícola, según informe sectorial elaborado por la Bolsa Mercantil de Colombia.

La baja producción local de abonos y fertilizantes, la dependencia de importaciones y la consecuente vulnerabilidad ante las dinámicas del mercado internacional, generan riesgos para el desarrollo de una cadena alimentaria autoabastecida, lo que plantea obstáculos significativos para el crecimiento del sector agropecuario.

A nivel global, la producción de fertilizantes inorgánicos alcanza aproximadamente los 300 millones de toneladas anuales, de las cuales cerca del 50% corresponde a la urea y el cloruro de potasio, consolidándose como los líderes.

¿Qué pasó?

El aumento de los precios internacionales de estos fertilizantes, que se evidenció a finales de 2021 y alcanzó su pico en abril de 2022, ha generado preocupación por su impacto en la rentabilidad del sector, la productividad y la calidad de los productos agrícolas, así como en la disponibilidad de alimentos.

El problema fue relacionado con la guerra en Ucrania, ya que este es el mayor exportador de urea en el mundo, el ingrediente predilecto para la elaboración de fertilizantes agrícolas.

También, la disminución en la producción mundial de abonos y fertilizantes de los últimos años responde, entre otras causas, al aumento de los precios del gas natural en Europa, que ha dado lugar a recortes generalizados de la producción de amoníaco, un importante insumo para los fertilizantes nitrogenados.

Gráfico LR

Mercado colombiano

En Colombia, la baja producción local, la dependencia de importaciones y la consecuente vulnerabilidad ante las dinámicas del mercado internacional, generan riesgos para el desarrollo de una cadena alimentaria autoabastecida, lo que plantea obstáculos significativos para el crecimiento del sector.

En el mercado colombiano de fertilizantes se transan cada año alrededor de 1,5 millones de toneladas, por un valor de alrededor de $2 billones, siendo el segmento dominante el de fertilizantes inorgánicos.

Entre 2012 y 2022, el consumo aparente de abonos y fertilizantes en Colombia creció 78% a un ritmo promedio anual del 5,9%.

Sobre el amoniaco y la urea, en Colombia no existe potencial para su producción nacional, debido a que prácticamente la totalidad de las reservas probadas de gas en el país ya cuentan con contratos, y, además, su costo de extracción es alto en relación con otros países, lo que hace económicamente más eficiente su importación.

En Colombia, el mercado de abonos y fertilizantes se basa principalmente en la comercialización de aquellos de tipo inorgánico simple como urea, cloruro de potasio (KCl) y fosfato diamónico (DAP)

De otra parte, los abonos orgánicos en Colombia se producen de forma artesanal, y en menor escala. Su producción se realiza generalmente al interior de las fincas recolectando y compostando en forma rudimentaria los residuos vegetales y estiércoles de animales domésticos.

¿Por qué no se producen localmente?

Según Urrego (2021), los abonos orgánicos en Colombia no alcanzan a ocupar un cuarto del segmento de mercado en el país. Esto, debido a factores restrictivos como los costos, el tiempo de efectividad en las plantas una vez el producto sea aplicado, y la falta de conocimiento de los actores de la cadena para implementarlos.

En el período 2015-2022 la producción de abonos y fertilizantes inorgánicos decreció 12,5%. Sin embargo, entre 2015 y 2018 se evidenció un crecimiento del 34,3% que puede relacionarse principalmente con cambios en las políticas gubernamentales de incentivos para promover la producción nacional de fertilizantes en esos años.

¿Cómo hacer que se produzca?

Inicialmente, dicen expertos como Cesar Palacio, ingeniero agrónomo, que hay que incentivar el uso de minerales presentes en Colombia e incrementar el empleo de productos innovadores, con incorporación de microorganismos, materiales orgánicos de origen vegetal o animal y tecnologías especiales que pueden ser nacionales.

"Debemos incrementar la presencia o participación de empresas nacionales en el mercado de fertilizantes, así como promover búsqueda de incrementos en productividad de los cultivos con tecnologías y materiales nacionales no dependientes de temas internacionales como fletes, estabilidad socioeconómica, clima, tasa de cambio y demás aspectos no nacionales", explica Palacio.

El estiércol, la nueva apuesta

Existen varias clases de abonos orgánicos que se producen y usan de manera artesanal, como el compost, en el cual se mezcla materia orgánica; el lombricompuesto, donde se utilizan materias primas como la lombriz californiana; o el estiércol proveniente de animales herbívoros, generalmente, que es un recurso valioso para el manejo sustentable del suelo.

Según la FAO (2024), en lo que respecta a la producción de abonos provenientes de estiércol en Colombia, entre 2015 y 2021 esta aumentó 31,7% a una tasa promedio anual del 4,7%. Se destaca el estiércol de origen bovino que en promedio representó 82,4% del total de estiércol producido en el periodo de análisis.

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