Pequeños palmicultores del Urabá cosechan 40 toneladas de fruto por hectárea anual
En el marco del decimonoveno Comité Asesor Regional del Entorno Competitivo de Zona Norte y según cifras de Juan Esteban Correa Echeverri, gerente general de Bioplanta S.A., se conoció que el Urabá antioqueño triplicó la media nacional de producción de palma de aceite, que está estimada en 14 toneladas por hectárea al año, pues el promedio de esta región alcanzó 40 toneladas de fruto.
“Es una simbiosis donde el empresario de 10 hectáreas sembradas con palma de aceite alcanza los mismos altos rendimientos, que uno con 1.000 hectáreas”, agregó.
Esto se explica porque los palmicultores de la región siembran material genético híbrido entre el cruzamiento de palma africana y palma americana, conocido como OxG, e integran prácticas de siembra sostenibles. Correa agregó que para 2022 Bioplanta espera crecer exponencialmente, financiando la siembra de 1.000 hectáreas de este cultivo.
“Este esfuerzo, en el que la empresa está invirtiendo casi $5.000 millones, esperamos maximizarlo, en momentos en que inversiones en infraestructura regional como las autopistas 4G Mar 1, Mar 2, el Túnel del Toyo y Puerto Antioquia, contribuirán a llevar nuestros aceites y grasas al mercado global”, agregó.
A su turno, Nicolás Pérez Marulanda, presidente ejecutivo de Fedepalma, agregó que este progreso de la zona del Urabá antioqueño es un hito de construcción de tejido empresarial con palmicultores. “La meta es transformar la vida de 120 familias, mejorando sus ingresos y mostrando que la agroindustria de la palma de aceite es una alternativa lícita, rentable y con gran proyección para la zona”.
Algunos productores de la región como Adolfo Sepúlveda Durango, quien tiene un cultivo en Mutatá, en la subregión del Urabá, asegura que Fedepalma, Cenipalma y Bioplanta aportan un acompañamiento de gran valor para el manejo de la siembra del híbrido OxG.
“No hay quien compita con la palma, mi meta es lograr las 60 toneladas por hectárea año en 2023, y no vale la pena correr el riesgo de estar con una sola semilla de coca, que además implica un delito, cuando sembrar palma es un orgullo y genera bienestar total para la familia”, concluyó.