Este es el papel que tienen los fondos parafiscales en el sector agropecuario colombiano
Los fondos parafiscales del sector agropecuario son contribuciones establecidas por la ley a unos sectores agropecuarios y pesqueros específicos, los cuales se destinan a programas de asistencia agronómica y veterinaria, mejoras en producción y comercialización entre otros. Desde su creación hace más de 30 años, los recursos captados se aplican a la ejecución o financiamiento de programas que logren mejorar las condiciones técnicas y económicas de la producción, en beneficio de los agricultores y consumidores.
La Ley 101 de 1993 -Ley General de Desarrollo Agropecuario y Pesquero- para el agro, es la que regula la parafiscalidad, lo cual es fundamental por el aporte de recursos para financiar proyectos de investigación, buenas prácticas agrícolas (BPA’s) e inversiones en infraestructura productiva. Cabe indicar que, a través de estos fondos, que fueron creados por el Gobierno, se apoya la siembra y la producción local, se promueve la comercialización nacional y el consumo de los productos agropecuarios.
Lyda Durango, directora para Colombia de Sinergia Animal, observa: “Los fondos parafiscales tienen un papel clave en la rentabilidad del sector agropecuario, porque son un mecanismo que busca redistribuir recursos para fortalecer la productividad, la asistencia técnica y el bienestar de los trabajadores y productores. Sin embargo, cuando las empresas no cumplen con sus aportes, se generan desequilibrios que afectan tanto la competitividad como la sostenibilidad del sector”. Agrega que una de las principales áreas de intervención de Sinergia Animal son las instituciones financieras. Por eso, vienen solicitando a los bancos de desarrollo, incluido el Banco Mundial, que dejen de financiar las granjas industriales.
Esto significa redirigir la inversión hacia prácticas agrícolas sostenibles como la agroecología, los sistemas agrícolas indígenas, la agrosilvicultura, la agricultura orgánica, los sistemas alimentarios basados en plantas, los sistemas silvopastoriles y los pastizales permanentes de baja intensidad.
Por eso, “consideramos que los aportes parafiscales deberían destinarse, en parte o en su totalidad, a estas otras prácticas más alineadas con la sostenibilidad y menos intensivas, como, por ejemplo, los sistemas libres de jaulas, por los que trabajamos arduamente en Colombia, por medio de negociaciones corporativas y campañas de presión”, enfatiza Durango.
José De Silvestri Pájaro, director técnico de Fedegán- Fondo Nacional del Ganado (FNG), dice que el mayor avance con los fondos parafiscales es la seguridad alimentaria del país y la sostenibilidad basada en ciencia y buenas prácticas. En el caso del sector ganadero, es la recuperación y consolidación del estatus de país libre de fiebre aftosa con vacunación, logrado gracias al compromiso de los ganaderos, Fedegán y el FNG.
Este logro permite así competir con confianza en los diferentes mercados internacionales. En los últimos cinco años Colombia abrió 27 mercados para carne, vísceras y ganado en pie, incluyendo Asia, Medio Oriente y África. “Hoy el mundo nos ve como un proveedor serio, con disciplina sanitaria y capacidad para garantizar proteína animal con trazabilidad”, precisa De Silvestri.
Los principales desafíos que enfrentan
Los desafíos que tienen estos fondos para cumplir su función son varios, según Julio Alejandro Franco, director de la Especialización en Gestión de Agronegocios de Uniagraria. El primero tiene que ver con la gobernanza y legitimidad.
Al respecto indica: “La ley es clara en que los recursos son de los productores y deben volver a su cadena, pero en 2024 y 2025 vimos varios intentos del Gobierno por intervenir la elección de los órganos directivos y por orientar dineros hacia programas generales. Eso genera desconfianza, puede tener vicios de legalidad y abre la puerta a una politización de peculios que deberían ser técnicos”.
Otro reto es la coordinación, sobre lo cual la Contraloría mostró que, entre 2015 y 2023, hubo vacíos de información y poca articulación entre fondos de panela, palma, tabaco, arroz y otros; eso hace que tengamos 14 fondos financiando extensión, sanidad o promoción cada uno por su lado, sin economías de escala, y con costos administrativos que podrían ser menores.
La medición de impacto es otro punto que inquieta a los fondos, porque hoy son muy pocos los que pueden mostrar, con indicadores ciertos, que por cada peso de parafiscalidad el productor ganó más dinero o que la productividad subió un determinado porcentaje. Sino se demuestra ese retorno, las cuotas se vuelven impopulares, especialmente en años de precios bajos. Llama la atención también la informalidad, porque según Franco, cerca de 40 o 50% de la producción agropecuaria tiene canales informales; ahí no se recauda la cuota y, por tanto, tampoco llegan los beneficios.
El sistema termina financiado por los formales para atender también a los informales: eso erosiona la base y puede llevar a que algunos quieran salirse. Colombia está exportando más agro (café especial, aguacate, palma, carne) y eso exige fondos más técnicos en temas de carbono, inocuidad y trazabilidad, por eso, hay que modernizar los reglamentos de gasto para que los fondos puedan invertir en estas nuevas demandas y no solo en actividades tradicionales, considera Franco.
Es importante advertir que los Fondos de Fomento cuentan con órganos máximos de dirección que tienen varias denominaciones, están integrados por el Ministro de Agricultura o su delegado, quien la preside, representantes del sector al cual pertenece el Fondo, representantes de otros Ministerios y de entidades afines con ese sector en específico.
Sectores que más aportan en el agro
Los sectores que, hasta julio de este año, más contribuciones habían hecho por este concepto son los cafeteros ($353.688 millones), los ganaderos ($157.617 millones), los porcícolas ($119.000 millones), los palmeros ($107.000) y los avícolas ($68.605). Por su producción y rentabilidad de las industrias, son estos los que más aportan recursos, para el desarrollo de sectores como investigación, asistencia técnica, transferencia de tecnología y desarrollo de infraestructura. De estos fondos, el más antiguo y rentable es el de café.