Mitos y verdades para analizar a la hora de fumigar
Agricultura

Mitos y verdades para analizar a la hora de fumigar

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Las fumigaciones son operaciones propias de una acción de saneamiento e higiene ambiental. Se realizan con el objetivo de prevenir o erradicar intrusos que puedan dañar los cultivos. Sin embargo, existen algunas creencias que se han quedado en la mente de los agricultores sobre este proceso que carecen de veracidad. 

La empresa comercializadora de productos agrícolas y ambientales Eduardoño identificó algunos mitos sobre la fumigación que tienen que ver con los procesos de aplicación y los materiales para realizarla. 

En este sentido, Santiago Franco, gerente del negocio agrícola de Eduardoño , indicó que muchos de los agricultores expresan, a la hora de ver los resultados de la fumigación, que esta no funcionó, por lo que en ocasiones consideran aumentar el número de aplicaciones. 

Franco sostuvo que la situación anterior puede tener lugar debido a diversas variables que afectan el proceso de fumigación. Una de estas es la calidad de agua. El PH del fluido afecta directamente el producto con el que se fumigará, ya que lo puede modificar químicamente y hacer que éste pierda sus propiedades. Para controlar esta variable recomendó realizar una medición del agua a través de cintas indicadoras o Ph metro. Para el gerente, otro factor para que el proceso de fumigación sea exitoso, es el clima. La temperatura y humedad afectan el tamaño de la gota. La velocidad del viento puede arrastrarla, lo que genera pérdida de producto y desvío de ésta. “Hay que tener presente estos factores al momento de realizar una aplicación, además de llevar a cabo una buena selección de boquillas que garantice una aplicación efectiva. La calibración del equipo y la selección correcta de este aseguran los buenos resultados”, afirmó Franco. 

Por otra parte, Alejandro Rendón, coordinador de la parte agrícola de Eduardoño, enfatizó que la selección adecuada del producto es determinante en el resultado de la fumigación. Existen los agroquímicos de funcionamiento sistemático (ataca la planta completa) y de contacto (únicamente el lugar en que cayó la gota). 

Según Rendón existe cierta inexactitud respecto a la implementación tractorizada, pues se piensa que esta daña el suelo. Aunque el coordinador afirmó que si tiene repercusiones en cultivos como el arroz, es más beneficioso fumigar por este medio pues es más certera y económica que de la manera tradicional. Con respecto a la variedad de productos y sus beneficios, el ingeniero agrónomo, Deivis Suárez detalló que existen dos tipos. Los sintéticos y los naturales. Los primeros se dividen en insecticidas, fungicidas, bactericidas y herbicidas. Los segundos en hidrolatos, hongos y bacterias que sirven para el manejo de plagas y enfermedades en los cultivos. 

De acuerdo con el ingeniero, la tendencia mundial actual es reducir la aplicación de productos sintéticos y utilizar los de origen biológico. 

“Los químicos son persistentes en el suelo, si aplico un pesticida pueden pasar décadas para que se desintegre. Hay que buscar productos que sean más amigables con el medio ambiente”, indicó Suárez. 

La aplicación de estos productos depende del tipo de cultivo. En los grandes cultivos, se usan aviones y drones. En cultivos más pequeños, los campesinos utilizan mochilas para esparcir el líquido. En campos medianos hacen uso de tractores. 

Para obtener resultados exitosos, el experto recomendó hacer monitoreo de los planes de manejo integrado de plagas y enfermedades. En muchas ocasiones se realizan las aspersiones sin necesidad, por lo que se puede afectar el cultivo. 

“Es posible que el ciclo de cultivo solo toque aplicar una vez, pero como la norma técnica dice que hay que aplicar, entonces el campesino gasta la plata sin necesidad. La clave no es aplicar según normas técnicas, sino aplicar según los resultados del monitoreo”, aseveró Suárez. 

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