Las plantaciones de café en Uganda ya se están convirtiendo en escenas del crimen
Agricultura

Las plantaciones de café en Uganda ya se están convirtiendo en escenas del crimen

Para evitar el robo de cosechas por los altos precios, agricultores en Uganda han recurrido a perros para vigilar las plantaciones, o incluso abejas. Quieren impedir que ladrones arranquen los granos de café
Bloomberg
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Para evitar el robo de sus cosechas de café, el agricultor ugandés Charles Waliggo ha decidido no dormir y patrullar su parcela por las noches. Otros han recurrido a perros para vigilar las plantaciones, o incluso abejas.

Quieren impedir que ladrones, al amparo de la oscuridad, arranquen los granos de café directamente de los árboles. Y el alza en los precios agrava el problema. Dos de las asociaciones de agricultores en el país afirman que el robo de café ha alcanzado este año niveles sin precedentes.

Es otro ejemplo de cómo los alimentos y las bebidas se han convertido en blancos atractivos para los delincuentes. En los últimos años, la inflación y la crisis del costo de la vida desencadenaron una serie de robos de todo tipo de productos, desde granos de cacao africano y aceite de oliva español hasta jamón y rosquillas. El café destaca debido a que una sequía en Vietnam, uno de los principales productores, y la fuerte demanda redujeron la oferta mundial.

Las incursiones se deben “a que los precios del café han subido más que antes”, dijo Ronald Buule, director ejecutivo de la Asociación Central de Caficultores de Uganda, conocida como Cecofa. Este problema se ha vuelto habitual en el país, el quinto exportador mundial del grano, y “ha creado inseguridad en las fincas cafeteras”, afirmó.

Los precios del café robusta —la variedad más usada en bebidas instantáneas— alcanzaron este año su nivel más alto desde los 70, lo que elevó los costos para tostadores y consumidores. En Uganda, los precios en finca del robusta sin cáscara, conocido como Kiboko, subieron hasta 65% desde principios de año hasta alcanzar el récord de 7.000 chelines (US$1,89) por kilogramo, según la Autoridad para el Desarrollo del Café de Uganda.

Esto ha convertido al café en un importante objetivo de robo en el país, el segundo mayor productor de África. Se une así a otros productos básicos como el cacao y la vainilla que también sufren robos, según Tony Mugoya, director ejecutivo de la Alianza de Caficultores de Uganda.

Es difícil cuantificar la magnitud del problema, porque la policía no recopila datos sobre casos tratados por las autoridades locales y el gobierno no ha publicado estadísticas. Pero Cecofa y la Ucfa afirman que la delincuencia es mucho mayor que en años anteriores.

Eso se suma a un aumento de los delitos alimentarios. Los alimentos y las bebidas representaron más de una quinta parte de todos los productos robados en el mundo el año pasado, frente al 17% en 2022, según la British Standards Institution.

Algunos agricultores ugandeses sospechan que muchos robos son cometidos por la población local, a menudo jóvenes, quienes luego venden los granos en la cadena de suministro. Los saqueadores, que a veces dañan los árboles en el proceso, perjudican los ingresos de los agricultores y también amenazan los esfuerzos del gobierno de Uganda por aumentar la producción.

Medidas de seguridad

Tras sufrir varios robos, Waliggo decidió mantenerse despierto la mayoría de las noches de la última cosecha para revisar sus cultivos en Mayirikiti, en la región central. Alrededor de una docena de granjas del pueblo sufrieron robos en la última cosecha, según Ibra Ssemanda, funcionario del gobierno local.

Durante la temporada de cosecha, Buule, de Cecofa, quien también es agricultor, ha debido contratar él mismo a 10 guardias nocturnos para que permanezcan en sus dos plantaciones que abarcan en total más de 40 acres (16 hectáreas).

La asociación recomienda a los cultivadores que inviertan en vallas, guardias de seguridad y perros, así como en abejas para luchar contra la delincuencia. Cada vez más agricultores tienen colmenares no solo para ayudar en la polinización, sino para ahuyentar a los ladrones que teman ser picados si molestan a las colmenas.

Algunas comunidades cafetaleras toman otras medidas. En el distrito de Kakumiro, en la región occidental, no se permite a los niños vender granos a los intermediarios porque los ladrones pueden aprovecharse de ellos, explica el agricultor Taddewo Senyonyi, quien también ha sufrido robos.

El problema es que muchos agricultores, quienes ya viven cerca del umbral de la pobreza, no pueden permitirse el gasto en seguridad. Para los compradores, la calidad puede resentirse si los ladrones roban granos que no están totalmente maduros. Además, algunos arrancan ramas enteras, perjudicando la productividad futura de los árboles.

El gobierno de Uganda ha estado impulsando la producción y las exportaciones de café. En los últimos años ha distribuido millones de almácigos gratuitos con la meta de elevar la producción a 20 millones de sacos para 2030. Actualmente produce menos de 7 millones de sacos, según datos del gobierno de EE.UU.

Los robos podrían hacer esa meta inalcanzable.

“Sin duda, los robos desalentarán los esfuerzos de inversión de los agricultores si no se hace algo”, declaró Richard Muganzi, director de ventas y marketing de la Unión de Cooperativas de Masaka, que cuenta con unos 100.000 miembros.

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