Las cinco plagas que impiden el crecimiento de la industria avícola
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Las cinco plagas que impiden el crecimiento de la industria avícola

El problema sociocultural es que el contrabando no es visto como un delito, sino como una forma de subsistencia
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Contrabando, inestabilidad jurídica, castigo de la tercerización, cobros del IVA y enfoque en el mercado nacional son las “plagas” que señalan los avicultores.

El ingreso de 1.500 toneladas mensuales de pollo, más de 3.000.000 de huevos diarios y entre 1.000 y 2.000 animales en pie desde las fronteras de Venezuela y Ecuador, dejan a esta actividad pérdidas cercanas a los $70.000 millones anuales, según Andrés Valencia, presidente de Fenavi.

Pero el directivo también advierte de la preocupación de los productores por cuenta del uso del suelo. “La Ley 388 de 1997 deja abierta la puerta para que los municipios modifiquen el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) y revoquen la vocación rural y agraria de los suelos favoreciendo proyectos turísticos o de vivienda”, explica.

En el plano laboral, el castigo a la tercerización en los procesos de contratación incrementa los costos de producción y, por ende, se pierde capacidad de acción ante la competencia. Hoy la industria avícola subcontrata servicios como vacunación, transporte y corte de picos a microempresas especialistas en la labor que viven de prestar sus conocimientos a diferentes clientes.

Luis Alejandro Córdoba, abogado de la firma Godoy Córdoba, señala que la contratación de servicios bajo un esquema flexible “optimiza los costos y promueve la creación de pequeñas y medianas empresas”, por lo que este nuevo esquema no se ajusta a la realidad de la dinámica agropecuaria y amenaza con destruir su capacidad de generación de empleo.

Con respecto a los aspectos críticos de la tributación avícola, la abogada especialista en derecho tributario, Mónica Inés Hernández, señala que la devolución de saldos a favor del IVA ha tenido trabas por cuenta de unos cálculos que alteran los montos a retribuir de los bienes exentos, lo que se ha prestado para “interpretaciones arbitrarias”. Del mismo modo, sobre el impuesto de renta lamentó las variaciones en el cobro y dijo que perjudican la actividad industrial.

Finalmente, se llamó a los avicultores a mirar el mercado externo apoyados en los Tratados de Libre Comercio (TLC) para aprovechar así las oportunidades de un mercado que mueve US$20.000 millones anuales en el mundo.

El exministro de Comercio Exterior, Carlos Ronderos, explicó que si bien el mercado nacional de este sector, que participa con el 3,9% del PIB agropecuario, es de por sí grande y tiene oportunidades de seguir creciendo, “en algún momento se tendrá que pasar por el mercado externo”.

El presidente de Fenavi resaltó que se ha venido buscando acceso a otros países dando prioridad a los permisos sanitarios. Con Japón, por ejemplo, ya se logró la declaración de equivalencia de los sistemas de inspección, vigilancia y control para plantas de sacrificio.

“Eso le permite a Colombia equiparar sus normas y garantizar la admisibilidad del pollo a un mercado tan sofisticado”, dijo Valencia.

“Para habilitarnos en esos mercados el gran reto está en la sanidad donde queda todo por hacer y no se ha puesto la atención necesaria”, señaló Ronderos haciendo referencia al ICA.

Un futuro incierto para la actividad pecuaria
El sector agropecuario está ante un panorama de incertidumbre por cuenta de una serie de cambios que se implementarían en los próximos años. “El desarrollo de una gran agroindustria de maíz con la ampliación de la frontera agrícola es también una oportunidad para la avicultura, pero esos proyectos requieren grandes cantidades de tierra y la tenencia de la misma sigue siendo un problema”, dijo Ronderos.

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