En Colombia cerca del 95% de la guadua no se utiliza, se muere en la mata
Actualmente la planta está en todo el proceso de prueba.Marcelo Villegas se la ha pasado pensando, buena parte de su vida, en cómo darle un uso masivo a la guadua. Él es una de esas personas convencidas de que este recurso natural, por su similitud con la madera, hay que sacarlo de los guaduales y transformarlo en un producto homogéneo.
'Pensado como guadua en sí, el uso es muy limitado. Pero si se transforma en un producto parecido a la madera, que tenga dimensiones permanentes y constantes, el campo de utilización es mucho mayor', señala.
Hace 12 años Villegas viene trabajando en un proyecto y está a unos pasos de ver realidad uno de sus anhelos: industrializar la guadua. Es una planta ubicada a 3 kilómetros de Chinchiná (Caldas) por la Autopista del Café, que montó con socios de Bogotá y el Eje Cafetero para producir tableros laminados con las mismas dimensiones del triplex conocido comercialmente, de diferentes espesores, que en vez de ser construidos con madera desenrollada, se hacen a base de esterilla de guadua.
'Se pueden usar en lo que a uno le parezca. Es como de cualquier tablero o más de madera. Sirve para una estiba, formaleta, pared, para un piso y un mueble, entre otros, y puede reemplazar el triplex o el MDF', agregó.
La planta está montada y en proceso de ajustes fabricando tableros de prueba para empezar, según Villegas, a producir en unos seis meses en serie. La capacidad inicial es de unos 20.000 metros cuadrados por mes.
Una de las propiedades que destaca del producto es su fácil manejo por ser la guadua un tallo leñoso, y aunque este recurso, que es un bambú llamado el acero natural por su resistencia, no pertenece a la familia de los árboles, tiene los mismos componentes.
'Nosotros desarrollamos los diseños, la maquinaria y equipos para gran parte del proceso, lo que es llevar la guadua hasta un producto de dimensiones precisas. A mí quedaba muy difícil hacer toda la inversión, y busqué gente que estuviera interesada. Conocieron la iniciativa y se decidió montar la planta. En total somos 3 socios manizaleños y otros 3 bogotanos. Aquí se ha invertido una cifra cercana al US$1 millón', indicó.
Demanda mundial
El proyecto de Villegas tuvo un principio. Empezó importando un par de contenedores con pisos de bambú de China para mirar posibilidades de hacer una transformación semejante. Pero muy rápido se dio cuenta que competir con ese gigante era imposible. En Colombia el 95% de la guadua no se utiliza, es decir, se muere en la mata, y en China con un bambú de no tan buenas condiciones como el colombiano, se exportan más de US$5.000 millones al año en pisos. Este producto es hoy muy apetecido en el mundo, sobre todo en Europa, por una condición única: el bambú está entre las cinco especies de más rápida regeneración en la tierra y un bosque de este recurso capta el doble de CO2 que uno convencional.
El mercado de los tableros en el mundo es gigantesco, y habría cupo para cualquier nuevo producto, entre ellos los tableros de esterilla de guadua, sumado que cada vez es más difícil explotar bosques.
'¿Y el mercado?
La gente siempre me hace esa pregunta. Este es un producto nuevo que pensamos va a tener éxito y puede reemplazar el aglomerado convencional, pero la única forma de saber si realmente funciona es haciéndolo. Hay unos riesgos grandes pero hemos decidido correrlos. Hemos estudiado y analizado el mercado y vemos mucho potencial en Colombia, y vamos a buscar clientes en países como Estados Unidos', agregó.
Y otra pregunta recurrente: ¿los costos? De acuerdo con Villegas, deben salir por debajo del precio de un triplex convencional, por ello considera que el metro cuadrado de un tablero laminado de esterilla de guadua puede salir al consumidor a unos $30.000, mientras que un aglomerado cuesta unos $45.000.
Se busca una producción mucho más sostenible
El objetivo de Marcelo Villegas con la planta de tableros de esterilla de guadua es sacar un producto ecológico en todo el proceso productivo. Por ello busca conseguir las 300 hectáreas de guadual en un área no superior a 50 kilómetros para generar menos utilización de combustibles fósiles en el transporte de la materia prima. También se está certificando con la norma FSC, que es un sello que exige responsabilidad en el manejo ambiental, desde la explotación hasta la producción, incluidos todos los aspectos socioeconómicos frente a los empleados.