¿Por qué la soja es una herramienta de rédito para China en guerra comercial con EE.UU.?
La soja ha sido un punto álgido en la guerra comercial entre Estados Unidos y China, el mayor importador mundial de esta oleaginosa. El país asiático ha evitado en gran medida la soja estadounidense durante la nueva temporada de cosecha. Según informó Bloomberg, sus primeras compras conocidas se realizaron a finales de octubre, con la reserva de al menos dos cargamentos.
El boicot efectivo ha resultado costoso para los agricultores estadounidenses, que dependen de China para la compra de una gran parte de su cosecha. China, en cambio, ha optado por centrarse más en los productores sudamericanos , como Brasil y Argentina.
Podría haber cierto alivio en camino para los agricultores estadounidenses, que se enfrentan a almacenes repletos y precios estancados. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, declaró a Fox Business el 30 de octubre que China acordó comprar 12 millones de toneladas métricas de soja estadounidense este año y al menos 25 millones de toneladas anuales durante los próximos tres años.
Los funcionarios chinos solo dijeron que los dos países acordaron ampliar el comercio agrícola tras una reunión entre los presidentes Donald Trump y Xi Jinping, y no hicieron ninguna referencia específica a la soja.
¿Por qué China evitó comprar soja estadounidense?
La soja es fundamental para el sistema alimentario de China. La mayor parte de sus importaciones se procesa para obtener harina de soja, utilizada como alimento para cerdos, que constituyen la principal fuente de carne del país, y otros animales de granja. El aceite de soja también se usa ampliamente en la cocina y en la elaboración de productos alimenticios.
Los productores estadounidenses suelen ser el segundo mayor proveedor de soja a China, representando una quinta parte de sus importaciones el año pasado. China ha utilizado esta relación como moneda de cambio en la disputa comercial más amplia, presionando a los agricultores estadounidenses, que constituyen un bloque electoral clave para Trump y el Partido Republicano.
En mayo, China suspendió sus compras de soja estadounidense en respuesta a los aranceles impuestos por Trump a los productos chinos, y durante casi dos meses después del inicio del nuevo año comercial en septiembre, se abstuvo de reservar cualquier cargamento estadounidense para la cosecha actual. Trump acusó a China de retrasar las compras “únicamente por motivos de negociación” y calificó la medida de “acto económicamente hostil”.
No es la primera vez que China reduce drásticamente sus importaciones de soja estadounidense. También lo hizo durante la guerra comercial de 2018-2019, para contrarrestar los aranceles y las restricciones estadounidenses que Trump introdujo en su primer mandato.
Esa presión contribuyó a que la primera administración Trump aceptara el llamado acuerdo de Fase Uno. Según dicho acuerdo, China se comprometió a comprar decenas de miles de millones de dólares en productos agrícolas estadounidenses, incluida la soja, a cambio de la reducción de aranceles. Posteriormente, Trump culpó a su sucesor, el presidente Joe Biden, de no haber aplicado el pacto adecuadamente.
¿Cómo ha afectado la reducción de las compras por parte de China a los productores de soja estadounidenses?
Las consecuencias han sido significativas . La soja es la principal exportación agrícola de Estados Unidos y China su principal destino, representando más de la mitad de US$24.500 millones que los agricultores estadounidenses vendieron el año pasado. Sin ese mercado, los productores estadounidenses se quedaron con menos compradores y precios más bajos.
En todo el medio oeste estadounidense, los agricultores han visto cómo se llenaban los silos con la llegada de las cosechas. Investigadores de la Universidad de Purdue advirtieron que el aumento de los costos de fertilizantes, semillas y productos químicos, sumado a la caída de los precios de la soja, está reduciendo las ganancias. Muchos productores han optado por almacenar sus cosechas en lugar de venderlas con grandes pérdidas.
El impacto negativo se ha extendido por toda la industria. Los silos de grano —donde se almacena la oleaginosa antes de ser cargada en barcos para su exportación—, las empresas procesadoras y las compañías ferroviarias que transportan soja por todo el país se han visto afectadas por la desaceleración.
Trump había dicho que su administración usaría los fondos recaudados mediante aranceles para brindar alivio a los agricultores . El 24 de septiembre, la secretaria de Agricultura, Brooke Rollins, prometió un nuevo paquete de ayuda “en las próximas semanas”, aunque el cierre del gobierno estadounidense complicó el panorama.
¿Volverán a las compras habituales de soja estadounidense por parte de China?
Muchos analistas estimaron que China importaría alrededor de 12 millones de toneladas de soja estadounidense en el presente ciclo comercial, que finaliza en agosto. Este volumen representa menos de la mitad de los 27 millones de toneladas de oleaginosas que China compró a Estados Unidos la temporada pasada. Actualmente, las empresas procesadoras, los porcicultores y los productores de piensos chinos tienen poca necesidad de soja adicional, ya que han acumulado inventarios superiores a lo habitual, y las reservas gubernamentales han proporcionado un margen de seguridad adicional.
La demanda china de cargamentos estadounidenses podría volver a niveles más normales en el futuro, si alcanza el umbral de 25 millones de toneladas que, según Bessent, se había acordado. Sin embargo, esta cifra seguiría siendo inferior a la obtenida en el acuerdo comercial firmado durante el primer mandato de Trump. Tras la firma del pacto de la Fase Uno, los envíos de soja estadounidense a China repuntaron hasta los 34,2 millones de toneladas en la temporada 2020-21.
Desde entonces, China ha diversificado su cartera de proveedores para garantizar que nunca más dependa significativamente de su principal rival geopolítico para un cultivo vital para la seguridad alimentaria y la estabilidad económica. Brasil, el mayor productor mundial, se ha beneficiado enormemente de este cambio y ha expandido rápidamente su producción.
En enero, los agricultores estadounidenses se enfrentarán a una dura competencia para conseguir compradores chinos, ya que se espera que Brasil inunde el mercado con otra cosecha récord. Una mayor dependencia de Brasil conlleva sus propios riesgos para China, como mayores costos y una mayor exposición a las inclemencias del tiempo en Sudamérica.