La regeneración de los suelos, como un pilar crucial para lograr la agricultura sostenible
La salud del suelo es una parte importante para poder garantizar la productividad agrícola y la seguridad alimentaria. No obstante, prácticas intensivas llevaron a una degradación del suelo a nivel mundial. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), cerca de un tercio de los suelos del mundo están gravemente degradados debido a la erosión, salinización, compactación y la escasez de nutrientes.
En respuesta a esta gran problemática, la agricultura regenerativa surgió como una solución sostenible que busca restaurar y mejorar la biodiversidad del suelo. Esta práctica, además de beneficiar a la producción agrícola, también contribuye a la captura de carbono y al manejo eficiente del agua. Varios expertos destacan que la agricultura regenerativa se basa en técnicas como la cobertura permanente del suelo, la rotación de cultivos, la reducción del uso de agroquímicos y de pastoreo gestionado.
Además de los diferentes beneficios ambientales que esta práctica trae, la agricultura regenerativa también ofrece ventajas económicas. De hecho, se estima que la implementación de estas prácticas puede aumentar las ganancias de los productores hasta 30% más. Esto es gracias a las mejoras en la salud del suelo, que resulta en mayores rendimientos de cultivos y una menor dependencia de insumos químicos.
No obstante, la importancia de la regeneración de suelos en la actualidad también se ve reflejada en iniciativas locales. En España, hoy por hoy, se está promoviendo la producción de biochar, una sustancia derivada de la biomasa que mejora la salud del suelo y captura de una buena manera el carbono emitido. Este proyecto, sumado con otros más que hay alrededor del mundo, busca combatir tanto el cambio climático como mejorar la fertilidad del suelo agrícola.
La regeneración de suelos mediante prácticas de agricultura sostenible es esencial para poder enfrentar todos los desafíos actuales que hay con respecto a la degradación del suelo y el cambio climático, ya que la adopción de estas técnicas no solo mejora la proactividad y la rentabilidad de las explotaciones agrícolas, sino que también contribuye a la salud del planeta en general y al bienestar para futuras generaciones.