"La hortensia es la flor más cultivada en el oriente antioqueño, con cerca de 1.700 hectáreas"
Con más de 520 especies y 1.600 variedades de flores, Colombia se establece como potencia mundial en la floricultura y como el segundo productor de flores en el mundo. Esto teniendo en cuenta que 95% de la producción nacional se envía al exterior, que durante el año pasado se exportaron US$2.358 millones y durante el primer semestre de 2025 US$1.400 millones, lo que se traduce en un crecimiento de 10%.
El cultivo de hortensias se ha convertido en una oportunidad estratégica, representando 16,5% del área de flores cultivada del país. Esto, concentrado en su mayoría en territorio antioqueño y acompañado por un crecimiento en la demanda internacional, ha llevado al sector a la movilización hacia la agricultura regenerativa. Pero el interés por esta movilización no es únicamente de los productores de hortensias, pues el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible publicó este año la Guía Ambiental para Cultivos de Flores y Especies Ornamentales con Enfoque de Economía Circular.
En este se condensan diferentes prácticas en pro de la restauración de suelos, la conservación de agua, la incrementación de biodiversidad y la reducción de emisiones. Así se busca conservar la tradición y la estabilidad económica de las familias productoras, sin dejar de lado los aportes de la ciencia y la sostenibilidad. Con esto en mente, productores de hortensias han logrado adaptarse a diferentes técnicas que, además de aprovechar los suelos, permiten demostrar resiliencia ante el cambio climático.
Entre estas prácticas se encuentran el uso de bioinsumos y microorganismos benéficos, el compostaje superficial de residuos vegetales, la labranza mínima, la rotación de cultivos auxiliares, la recirculación de aguas y la implementación de diferentes tecnologías. En este sentido, Néstor Muñoz, ingeniero agrónomo y representante de Colombia en la Global Farmer Network, habló de las dinámicas en los floricultivos y la exportación de los mismos.
"A lo largo del año estaremos hablando de más de $20 millones de ahorro para los productores"
¿Cómo es el mercado de exportación de flores en Colombia?
Colombia es el segundo exportador mundial de flores después de Países Bajos; actualmente, Antioquia es la segunda zona productora de flores más importante del país, después de la Sabana de Bogotá. Lo que más producimos son los crisantemos y las hortensias. Por área, la hortensia es la flor de exportación más cultivada en el oriente antioqueño, con alrededor de 1.700 hectáreas, y 80% de la producción nacional de flores se destina al mercado de los Estados Unidos.
A nivel nacional, se estima que se crean alrededor de 200.000 empleos, entre directos e indirectos, alrededor de lo que es la industria de la floricultura, con una exportación del año 2024 de US$2.385 millones, que es bastante importante a nivel de lo que produce Colombia, siendo, después del café, el segundo producto de exportación más importante a nivel nacional.
¿Qué técnicas o medidas se están adaptando en el sector en cuanto a agricultura regenerativa?
En el sector específico de los cultivos de hortensias hemos tratado de adaptar ciertas prácticas porque la hortensia tiene una condición especial, y es que es una planta perenne. Nosotros acá, en el oriente antioqueño, tenemos plantas que tienen 28 años de haber sido establecidas y todavía están produciendo. Entonces, esa condición sumada a que la hortensia es una especie que no requiere altas inversiones en lo que respecta a infraestructura como invernaderos, por ejemplo.
Los cultivos de hortensia están instalados en campos con la cobertura de una polisombra, y muy pocos cultivos cuentan con sistemas de riego. Estamos bastante expuestos a las condiciones ambientales, lo que ha llevado a que nosotros tengamos que mirar más allá del referente y adaptarnos, por ejemplo, a situaciones como el actual cambio climático, que ha desencadenado para nosotros situaciones bastante difíciles, como es la aparición de una enfermedad que a nivel de la zona se denomina la secadera de la hortensia.
Hasta el momento se ha determinado que es causada por un hongo confirmado que se llama fitóftora. Este hongo ataca la raíz de la hortensia y destruye la planta, llevando a que haya fincas en las que entre 40 y 60% de las plantas se han muerto como consecuencia de esto. Esta secadera se ha disparado a raíz de las temporadas de lluvias tan intensas que hemos tenido en los últimos 5 años.
Nosotros veníamos con unas plantas en campo que estaban adaptadas a unas condiciones en las que había temporadas secas, temporadas de lluvia, pero era muy equilibrado todo. Ahora, cuando se viene una temporada de lluvia, tenemos fincas que han recibido más de 4.000 mm de lluvia en lo que ha ocurrido este año. Recordemos que 1 mm de lluvia equivale a 1 L de agua por metro cuadrado. Es decir, en este año ya han recibido 4.000 L de agua por metro cuadrado de terreno. Son unas lluvias impresionantes y eso es lo que ha desencadenado este tipo de situaciones.
Adicionalmente, dentro de lo que corresponde a la agricultura regenerativa, hemos tratado de implementar prácticas como la labranza mínima cuando las condiciones del terreno nos lo permiten. Hemos tratado de hacer unas prácticas de recuperación de suelos, pues la planta es perenne, pero se le hacen unas podas en las que se elimina la totalidad de las ramas y las hojas. Se elimina la totalidad de lo que hay por encima de la tierra, lo que da una cantidad de materia orgánica.
Nosotros actualmente la dejamos descomponer, poner en superficie, y eso ha ayudado a que se regule, por ejemplo, ciclos como el de erosión, de escorrentía; se ayuda a recuperar la materia orgánica del suelo en casi 10% por cosecha y a disminuir la densidad aparente del suelo, que son condiciones del suelo que para nosotros como productores son muy importantes.
Adicionalmente, se ha logrado mejorar la calidad y la cantidad de microorganismos y de macroorganismos que están en esa interfaz del suelo plantado. Ha sido una práctica que nos ha ayudado mucho a hacer un manejo más sostenible en el tiempo, porque antes de que nosotros implementáramos esta práctica, el ICA nos exigía que estos materiales los teníamos que retirar de campo, llevarlos a una zona, picarlos, compostarlos y después llevarlos otra vez a campo.
¿Cuál ha sido el impacto de la implementación de tecnologías?
En el caso de la labranza mínima, la disminución en cuanto al tema de mano de obra para el establecimiento del cultivo se estima entre 20% y 25%. En cuanto a la práctica del manejo de desechos en superficie, la disminución fue de $1.5 millones por hectárea, por lote programado de 1.000 plantas. Normalmente, en una hectárea se encuentran alrededor de 15.000 plantas, entonces a lo largo del año estaremos hablando de más de $20 millones de ahorro para los productores.
¿A qué retos se enfrentan los productores de hortensias?
La adaptación al cambio climático es un reto importantísimo porque hemos tenido que desarrollar otras prácticas, inclusive desde el establecimiento y recuperación de los lotes que han sido afectados por sequía, causando cambios en la forma en que se sembrará la hortensia. Ahora nosotros tenemos que buscar la manera de generar un flujo que asegure el drenaje para evitar que la secadera vuelva y haga perder las cosechas.
Hemos tenido también unos retos bastante fuertes con el tema del relevo generacional. Los chicos ya no se quieren quedar en las fincas y conseguir trabajadores es bastante complejo. Adicionalmente, la implementación de tecnologías que nos ayuden a lidiar con la falencia de mano de obra. Hay también otros retos en la implementación de prácticas o de productos para la protección de cultivos que sean más amigables con el medio ambiente.
Y esto es una de las premisas que han traído varias de las casas productoras de este tipo de insumos, porque ahora uno nota que las cantidades, por ejemplo, las concentraciones de ingrediente activo que tú tienes que aplicar en campo son muchísimo menores que las que se utilizaban hace 25 años. Son cosas que hay que mostrar, o sea, eso es un esfuerzo mancomunado; no solamente somos personas que estaríamos en un esfuerzo, sino las casas productoras de este tipo de insumos que han ayudado a que haya realmente una implementación de herramientas que nos permitan bajar esta presión de ingredientes activos hacia el medio ambiente y también que estos sean más amigables con organismos que están interactuando con nuestro cultivo.