La historia que cambió el rumbo de Gremca: cuando el sindicato se volvió socio
En los municipios de El Copey y Algarrobo, en el departamento del Cesar, una historia de transformación social y económica es un referente muy importante y no solo en el sector del agro. Lo que comenzó como una improbable alianza entre empleadores y empleados, terminó convirtiéndose en un modelo único en Colombia, donde un sindicato y una empresa no solo convivieron, sino que se unieron como socios para salvar un negocio, preservar el empleo y garantizar el sustento de cientos de familias.
Este inédito modelo nació de una crisis profunda y se consolidó gracias a la visión compartida entre la empresa palmicultora Gremca, Agricultura y Energía Sostenible S.A., y el sindicato Sintraproaceites. Hoy, esta sociedad es ejemplo de que la cooperación entre trabajadores y empresarios no solo es posible, sino también rentable, sostenible y replicable.
A finales de los años 80, Gremca enfrentaba una crisis severa, causada en parte por la apertura económica del gobierno de César Gaviria. La empresa llegó al borde del cierre. Fue entonces cuando se propuso una idea audaz: que los trabajadores se convirtieran en socios.
Al principio, muchos dudaron. La idea de que empresarios y sindicalistas pudieran trabajar juntos parecía absurda. Pero en 1993, la alianza se hizo realidad. Los trabajadores afiliados al sindicato adquirieron el 20% de la compañía, aportando sus prestaciones sociales y sumándose a una apuesta arriesgada, pero esperanzadora.
Con esta decisión, Gremca no solo se salvó del colapso, sino que se convirtió en un referente nacional. Se mejoró la producción, se enfrentaron las caídas de precios del aceite de palma, y se logró acceso a créditos para renovar cultivos. Se creó, así, un esquema de “ganar-ganar” en el que empresarios e integrantes del sindicato comparten responsabilidades, decisiones y utilidades.
Ramón Durán Castellar, presidente de Sintraproaceites en El Copey y trabajador de Gremca desde hace 30 años, ha sido testigo y protagonista de este proceso. Empezó como cosechero, fue operador de planta, y hoy es presidente de la Junta Directiva y representante de los socios trabajadores.
“Fuimos capaces de renunciar a beneficios sindicales logrados tras años de lucha para salvar la empresa”, afirma Durán.
En la misma línea, Darwin José Pallares Chamorro, supervisor de seguridad física, secretario general de Sintraproaceites y representante de los socios ante la Junta Directiva, subraya que esta sociedad demuestra que los sindicatos no destruyen empresas, sino que pueden ser su salvación. “Este modelo debe ser reconocido y promovido por el Gobierno”, asegura.
Ser socios ha cambiado por completo la forma en que los trabajadores perciben su rol dentro de la empresa. No solo reciben utilidades y bonos, sino que participan en la toma de decisiones, acceden a información financiera y ayudan a definir el rumbo de la compañía.
La semilla de este modelo fue sembrada en medio del dolor. En los años 80, las condiciones laborales eran precarias. Un accidente trágico, en el que un trabajador murió al caer de un camión de estacas, desencadenó la creación clandestina del sindicato.
"Este modelo nace en un ambiente de mucha dificultad, de crisis. Una empresa toda que desciende. Pero es decir, que gracias a los liderazgos de tanto trabajadores como pensionistas, lograron atravesar esta unión. Creo que las dificultades y el encontrar tanto, digamos, barreras, desconfianzas, inquietudes. Pero había un propósito, el salvar la compañía, el propender por los empleos, por las familias, por una región. Y ahí los líderes, tanto del sindicato como de los pensionistas, lograron dar ese paso. Un paso donde les costó también el proceso, no fue fácil, pero lograron romper esos paralelos", cuenta Óscar Cifuentes, gerente general de Gremca.
"Aquí se trabajó bajo un esquema de diálogo, de confianza y de respeto. Y sobre esos pasos, fundamental, entonces, el que podían unirse. Y que solo juntos, solo juntos, era posible sacar adelante la empresa. La empresa individual no, porque no había sido posible. Sin esa unión, era muy complicado que el tema se resolviera y que el tema pudiera avanzar hacia una solución, hacia una organización sólida como lo es hoy", agrega Cifuentes.
Las tensiones entre trabajadores y empresa llevaron a un paro de 30 días que dejó a todos sin recursos. Fue entonces cuando se planteó el modelo societario como única salida. “Yo no quiero ser recordado como el presidente del sindicato que acabó con una empresa, sino como el que la salvó”, dijo en ese entonces el líder sindical de la época.
A lo largo de los años, el modelo ha mejorado la calidad de vida de los trabajadores y sus familias.
Algunos de los beneficios más destacados son:
- Auxilio educativo del 100% para los hijos, desde el jardín hasta la universidad.
- Ahorro programado: los trabajadores ahorran el 7.5% de su salario y la empresa aporta otro 7.5%, entregado en diciembre.
- Acceso directo a utilidades, información financiera y participación en decisiones estratégicas.
- Mejora en las condiciones laborales, con contratación directa, transporte digno y bienestar general.
Los beneficios se extienden incluso después de la jubilación. Los trabajadores pensionados reciben una bonificación adicional, el retorno de sus acciones, y el reconocimiento de una empresa que valoró sus años de servicio.
Luis Carlos Rodríguez de León, con 38 años en la empresa, expresa con orgullo que dejó un legado. “Tres de mis hijos trabajan en Gremca. Me siento feliz de verlos crecer aquí. Para mí, esta empresa fue mi familia”.
Otro caso es el de Juan Manuel Vásquez Plaza, con 43 años en Gremca: “Este modelo cambió vidas y generaciones. Mis hijos también trabajan en la empresa y la historia continúa. Aquí nos respetamos todos por igual”.
Y este trabajo ha rendido sus frutos. En días pasados, la compañía logró un hito histórico al convertirse en la primera empresa del mundo en el sector de la palma de aceite en obtener la certificación Iscc con el complemento Eudr, bajo el estándar del sistema de certificación internacional Iscc (International Sustainability and Carbon Certification).
Esta certificación, alineada con el Reglamento de la Unión Europea sobre Productos Libres de Deforestación (Eudr por sus siglas en inglés), es un reconocimiento al compromiso de esta empresa con la sostenibilidad, la trazabilidad y la producción responsable. Óscar Cifuentes Vargas, en relación con este tema, dice que este logro no solo reafirma el liderazgo ambiental y social de Gremca, sino que también posiciona a Colombia como un país pionero en producción sostenible.