La guerra en Ucrania y el cambio climático ponen en riesgo la seguridad alimentaria
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La guerra en Ucrania y el cambio climático ponen en riesgo la seguridad alimentaria

Casi 30% del trigo a nivel global depende de Rusia y Ucrania, la ONU ahora alerta por quienes podrían caer en la hambruna
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Un informe especial publicado por The Economist habla de cómo los hechos actuales que incluyen la guerra en Ucrania, el cambio climático y las altas temperaturas tienen en riesgo a la seguridad alimentaria del planeta. Todo porque podrían desde este año mostrar gravísimos niveles de producción de trigo, sumado a la presión inflacionaria que tiene a menos personas con poder adquisitivo para abastecerse.

En el caso de la invasión a Ucrania, ese país y Rusia, juntos son los responsables de 28% de la producción de trigo en el mundo según la FAO, de hecho analistas de la entidad hablan de que “podemos estar ante una crisis no vista este siglo”.

Los efectos del conflicto ya se notan, en abril, por ejemplo, se empezó a complicar el envío del cereal desde las zonas de guerra, y hubo una caída de 33% en el tráfico internacional del alimento.

The Economist resalta en su informe al que de hecho le dedica la portada, que con el estallido de la guerra el precio del trigo se disparó 53%. Pero siguen apareciendo problemas para la cadena de suministro, por ejemplo, el 16 de mayo pasado el costo del cereal subió otro 6%, en ese momento como resultado de la ola de calor que empezó a vivir la India, uno de los grandes productores; ese país confirmó que podría tener escasez así que cancelaría las exportaciones programadas.

El tabloide británico también en su publicación dijo que “Vladímir Putin destruirá la vida de las personas que se encuentran lejos del campo de batalla, y en una escala que incluso él puede lamentar. La guerra está golpeando un sistema alimentario global debilitado por el covid-19, el cambio climático y un shock energético”.
El medio cita al Reporte de Alimentos de la ONU con corte a abril. Ese documento muestra que con afectaciones en la producción desde Ucrania, y las sanciones a Rusia, se encendieron las alertas por la crisis en la seguridad alimentaria.

Antonio Guterres, secretario general de la organización, dijo que durante los próximos meses se hablará de amenaza “al espectro de una escasez mundial de alimentos que podría durar años”.

La edición más reciente de The Economist incluye proyecciones del comercio de alimentos.

JP Morgan en su informe de proyecciones comerciales recordó esta semana que termina que, menor producción y además, el alza de la inflación en por lo menos 80% de las economías del mundo también está llevando a que más personas tengan menos dinero para comprar alimentos.

La ONU estima que se puede pasar de 440 millones de personas a 1.600 millones, en el número de quienes no tendrían cómo adquirir provisiones. El reporte del bloque internacional también habla que casi 250 millones de personas están al borde de la hambruna, es decir una situación aún más crítica.

Además del casi 30% del trigo que mueve Rusia y Ucrania, ambos países también se encargan de mantener la cadena con más alimentos. Por ejemplo, los dos aportan 29% de la cebada, 15% del maíz y 75% del aceite de girasol.

El medio también reportó que el impacto se empezará a notar en los países que más compran alimento de Rusia y Ucrania. Los dos territorios “mueven casi la mitad de los cereales importados por territorios como Líbano y Túnez; mientras que para Libia y Egipto la cifra es de dos tercios”. Las exportaciones de alimentos por parte de Ucrania, según cálculos del sector, proporcionan las calorías suficientes para alimentar a 400 millones de personas. Es decir, no se trata de una pausa sin importancia.

Otra conclusión vista en The Economist es que "a pesar del aumento vertiginoso de los precios de los cereales, es posible que los agricultores de otras partes del mundo no compensen el déficit. Una razón es que los precios son volátiles. Peor aún, los márgenes de beneficio se están reduciendo debido al aumento de los precios de los fertilizantes y la energía. Estos son los principales costos de los agricultores y ambos mercados se ven afectados por las sanciones y la lucha por el gas natural. Si los agricultores reducen el uso de fertilizantes, los rendimientos globales serán más bajos en el momento equivocado".

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