La biodiversidad que se está viviendo hoy dentro de la Fundación Zoológico de Cali
La Fundación Zoológico de Cali recibe el recinto en 1980, después de una década de apertura, cuando se inauguró en 1970 principalmente para unos Juegos Panamericanos en la ciudad de Cali, Valle del Cauca.
El Zoo, en ese momento, no era lo que es ahora. A pesar de que había sido un parque diseñado para ser un zoológico desde sus inicios, el manejo que se le había dado hasta entonces por la administración municipal no era el adecuado.
“Tuvimos retos muy grandes, principalmente en mejorar dietas, cambiar los exhibidores, transformar las condiciones de los animales”, empieza diciendo Maria Clara Domínguez, directora de la Fundación Zoológico de Cali.
Esto, con los recursos de una taquilla casi que desierta, pues muy poca gente venía al lugar por las condiciones en las que estaba. “Cuando yo llegué en 1987, los primeros cambios eran básicos, pero eran costosos y de gran calibre. No habían baños adecuados, no había cafetería, empezamos por lo básico, que era lo mínimo que debía tener una institución abierta al úblico”, cuenta Domínguez.
En el año 2000, la Fundación planteó su planeación estratégica. María Clara, junto a otro empleado, eran la nómina completa de la Fundación.
“Yo contraté a otros dos, éramos cuatro y pues hacer tanta cosa con tan poquita gente fue difícil, cuando yo llegué éramos 13 empleados, actualmente somos 350, creo que es un avance inminente”, dice. Más de una década después, el Zoológico decide ser una entidad de gestión ambiental.
En estas condiciones, ya se encontraba en condiciones óptimas, tanto para las personas como los animales, ya tenía una mecánica del día a día establecida, ya habían rutinas, y desde antes, ya se venía planteando una agenda hacia la sostenibilidad, pero más hacia la conexión con la naturaleza y la preservación de la misma, pues este era su clima laboral más próximo.
“Fortalecimos toda la zona de jardines, para nosotros la experiencia del visitante en el recorrido a través de un paisaje verde de animales en buenas condiciones era muy importante y fue cuando decidimos apuntarle a ver cómo nosotros podíamos aportar desde nuestra institución a mejorar las condiciones ambientales”, revela la directora del Zoo.
Y no solo fuera del zoológico, sino también fuera de él. La Fundación, junto a su nómina, trabajaron en la limpieza del río Cali con jornadas en donde también invitaban a la comunidad educativa y personas del común a participar, también, de una manera pedagógica.
Las condiciones al hoy del Zoológico de Cali son completamente distintas. Hay paneles solares instalados en zonas importantes del recinto: Hay en el parqueadero dos zonas, uno en el auditorio, en el acuario, y estos, en conjunto, alimentan 12% de la energía que consume la institución.
“Desde hace muchos años reciclamos al 100% de lo que producimos, papel, vidrio, cartón, vasos, todo plástico, entonces todo se vende y compostamos todo lo que generamos también, todo el fruver, los desechos de los animales, el barrido en el parque, la hojarasca, el fruber de la hacienda del bosque, entonces todo eso se composta y esa tierra que se genera vuelve a los jardines y al jardín botánico”, describe María Clara Domínguez.
La restauración ambiental es un camino que también ocupa el Zoológico. La arborización de territorios extensos ha sido una de las tareas que emprende la Fundación fuera del zoológico.
Hay un territorio de 100 hectáreas en la cuenca media del río Cali, en donde han recuperado 25 hectáreas. En árboles, han sembrado más de 40.000, y esto también lo hacen para uno de sus principales objetivos como instituto: disminuir la huella ambiental.
“El territorio del bosque municipal es un territorio muy arborizado que también genera oxígeno a la ciudad, entonces también hacemos parte como nuestro aporte es como todo esa disminución del CO2 que producimos a través de la arborización que tenemos en el parque”, complementa. Y la recuperación en estas décadas de trabajo se ha visto reflejado en la taquilla.
“Tenemos cinco proyectos para la conservación”
La función del Zoológico de Cali va encaminada, prácticamente, al bienestar de los animales, y a hacer de sus tareas diarias, contribuciones y “compensaciones” de cada cosa que le hacen. Ellos reciben de la madre tierra, y así mismo lo recompensan. María Clara Domínguez, directora de la Fundación, habló de la hoja de ruta que sigue el Zoo incluso desde mucho antes que la palabra ‘sostenibilidad’ llegara a las agendas corporativas mundiales.
¿Cómo trabajan con la nómina en pro del ambiente?
Tratamos de que la gente utilice el Mío, pero el Mío no tiene la frecuencia que requerimos, entonces pues solamente un porcentaje bajo lo usa. Ya casi todos también tenemos vehículos, entonces tenemos problemas de espacio en parqueadero para tanta gente. Cuando ya son 350 colaboradores, pues ya son palabras mayores en términos de ubicar 100 vehículos, 150 motos y todo eso. Pero ese es como ha sido como nuestro trabajo de ver cómo impactamos menos.
¿Cómo ayudan a Cali?
Nosotros nos hemos dedicado a trabajar en restauración, en siembra de árboles. Tenemos un territorio de 100 hectáreas en la cuenca media del río Cali, ahí hemos recuperado 25 hectáreas. Hemos sembrado ahí muchísimos árboles, podría decir unos 40.000 árboles, sino son más. Tenemos un amplio territorio por trabajar. Tratamos de que todos los elementos que generamos de una u otra forma los podamos mitigar en el impacto que puedan causar.
¿Cuáles son los proyectos de conservación?
Los más impactantes que hemos tenido en el parque han sido el proyecto Cóndor, Nutria Gigante de Río, el proyecto de Serpientes Amigas Desconocidas, el proyecto de las Tortugas Bache, Anfibios que llevamos más de 15 años trabajando y reproduciendo y conservando los anfibios del territorio, Y el de tapir de montaña.
¿Trabajan en algo más en el río Cali?
Estamos trabajando en el desarrollo del parque metropolitano de la Cuenca Media del río Cali. Esperamos inversionistas.
¿Y el Jardín Botánico?
Necesitamos apoyo de recursos porque construir todo a punta de una taquilla es muy lento y muy costoso y muy desgastante. El Jardín nace en el año 2000 y lo tiene la Fundación Jardín Botánico durante muchos años. En el año 2017 se lo entrega a la Fundación Zoológico de Cali y aceptamos y recibimos ese reto tan grande del jardín botánico, pero ese Jardín Botánico no nos generaba experiencia. Era un espacio bonito dentro de un bosque seco tropical con unos senderos y unas estaciones muy pequeñas que no generaban ningún tipo como de expectativa al visitante.
¿Cómo está ahora?
Decidimos hacer un plan maestro y lo cerramos. Inicialmente se abrió con siete estaciones y llegó la pandemia, sin embargo, seguimos trabajando en la siembra y conservación de especies, pero no teníamos recursos para finalizar la infraestructura. Por eso nos demoró la apertura, pero ya al hoy estamos trabajando en la segunda fase.
¿De qué trata la acreditación que tiene el Zoo?
El Zoológico de Cali está acreditado por la Asociación Latinoamericana de Zoológicos y por la Asociación Americana de Zoológicos y somos miembros de la Asociación Mundial.
Esto significa que nuestra institución trabaja en cumplir los estándares internacionales para que los animales que están bajo nuestro cuidado cumplan todos los requisitos en términos de bienestar, de nutrición, psicológicos, porque en este momento es la vida del planeta donde las nuevas generaciones no quieren ver a los animales encerrados.
¿Los Zoológicos son “cárceles para los animales”?
En una oportunidad le preguntaban a Jane Goodall que pensaba ella de los zoológicos, ella dijo si algunos animales les preguntaran dónde quieren vivir, si en la selva o en un zoológico, muchos escogerían vivir en un buen zoológico. Entonces pues eso deja mucho que decir, los animales están muriendo por pérdida de hábitos, por cacería, por contaminación.