Incentivos y subsidios salvaron la economía del agro en medio de la crisis, revela estudio
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Incentivos y subsidios salvaron la economía del agro en medio de la crisis, revela estudio

Las políticas de incentivos y beneficios para el sector agrícola, cuyas inversiones se calculan en $1 billón, generaron crecimiento de 2,8% en 2020
Colprensa
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Una de las conclusiones del estudio “Política agrícola y covid-19 en Colombia”, que se adelanta en la Universidad Nacional de Colombia (Unal), Sede Medellín, arrojó que durante la crisis económica generada por la pandemia, las políticas de incentivos y subsidios para el sector agrícola salvaron el sector.

Esas inversiones realizadas se calculan en $1 billón, las cuales permitieron que ese sector productivo no resultara tan perjudicado durante la pandemia y lograra, incluso, un crecimiento de 2,8 % en 2020.

Algunas de las medidas que favorecieron a los agricultores del país, mencionadas por el estudio fueron: el subsidio de 50 % en la prima de servicios para trabajadores formalizados; las alianzas productivas por la vida, que buscaban que los productos de pequeños y medianos agricultores llegaran a las grandes superficies; el subsidio a la producción, que permitió el transporte de algunos productos para su comercialización; la reducción de aranceles en la importación de insumos; el subsidio al capital y las ayudas para la adquisición de maquinaria; y el fortalecimiento de la infraestructura.

La profesora Dora Elena Jiménez, de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas, una de las autoras de la investigación, explicó que la pandemia tuvo un efecto importante en la economía, pues los hogares perdieron parte de sus ingresos (unos $27,9 millones, según la Andi), lo que obligó a reducir la demanda de muchos productos, incluso algunos básicos como los alimentos.

“Las estadísticas oficiales indican que en marzo de 2021 68,8 % de los hogares consumían tres comidas al día, mientras que antes de la pandemia la cifra era de 90,4 %. En términos agrícolas eso se tradujo en un exceso de producto y una reducción del precio de alimentos como papa, yuca y arroz”, explicó la docente.

“El costo de esas políticas se calcula en $1 billón y significa un aumento de 1 % en el gasto público. Pero esas políticas conducen a un incremento en la producción de más de 10 % y tiene otros efectos, como que tanto la demanda de trabajo como el ingreso disponible y el consumo de hogares rurales aumenten. Incluso en algunos sectores, como el de la papa, se recuperan parte de las pérdidas sufridas en la pandemia”, agregó la profesora Jiménez.

Así mismo, la investigación también se dio a la tarea de conocer cuáles eran los cultivos, dónde estaban ubicados, sus tamaños y sus costos. Entre los sectores más representativos se identificaron el de arroz (9 % de la producción agrícola del país), yuca (5 %), maíz (4 %), papa (4 %) y ganado (18 %).

“Encontramos que los cultivos más importantes para el país están en pequeñas y medianas unidades agrícolas, que representan casi el 70 % de la producción”, agregó la investigadora.

En el caso de la yuca, el estudio arrojó que 89 % de la producción está en manos de pequeños y medianos agricultores que tienen menos de 5 hectáreas de extensión. En el caso del maíz ellos representan 78 % de la producción, en arroz son 63 % y en ganado 46 %.

Pero la mayoría tienen limitaciones significativas. Apenas 33 % tienen sistemas de irrigación, 16,4 % posee maquinaria, 16,5 % tiene asistencia técnica, 16 % a infraestructura productiva y apenas 10,7 % puede acceder a créditos en el sistema financiero. “55,9 % de las parcelas son de subsistencia, eso quiere decir que los campesinos dedican al menos 1 hectárea de su terreno a cultivos para su propia subsistencia”, destacó la docente.

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