En Colombia hace falta colectar y proteger las parientes silvestres
Hay muchas estrategias que pueden ayudar a que la agricultura pueda adaptarse al cambio climático, dentro de las cuales se encuentra el desarrollo de variedades tolerantes a condiciones ambientales extremas, como sequías e inundaciones.
Por ello, en investigaciones llevadas a cabo por el Centro Internacional de Agricultura Tropical (Ciat), en coordinación con el Fondo Mundial para la Diversidad de Cultivos (Fondo Mundial) y el Real Jardín Botánico (RBG) de Kew, como parte del proyecto Adaptación de la agricultura al cambio climático: colecta, protección y preparación de parientes silvestres de cultivos, se mapearon 1.076 parientes silvestres de los 81 cultivos más importantes del mundo.
“Este proyecto busca proteger los parientes silvestres de algunos de los cultivos más importantes a nivel mundial. Para esto ha sido necesario primero saber qué tan bien conservados se encuentran los parientes silvestres en bancos de germoplasma a nivel mundial, después identificar socios en varios países del mundo con los cuales se pueden adelantar colectas y colectar semillas para posteriormente conservarlas en bancos de germoplasma”, explicó Nora Castañeda Álvarez, científica del Ciat y autora del estudio.
Álvarez y su equipo descubrieron además que a los parientes silvestres de cultivos importantes para la seguridad alimentaria como banano y plátano, yuca, sorgo y batata les urge ser colectados y conservados, junto con los de piña, zanahoria, espinaca y muchas otras frutas y verduras. Incluso para los parientes silvestres de alimentos básicos vitales como arroz, trigo, papa y maíz que, por lo general, están mejor representados en los bancos de germoplasma existen todavía vacíos significativos en las colecciones.
Así pues, los parientes silvestres para desarrollar cultivos que puedan adaptarse y prosperar en medio del cambio climático, según Castañeda son utilizados como fuentes de genes en el desarrollo y obtención de nuevas variedades.
Respecto a esto, Colin Khoury, coautor del estudio y científico del Ciat, manifestó que, “nuestros hallazgos nos dan una idea más clara de qué plantas hacen falta y en qué partes del mundo debemos buscarlas. Además, es claro que el nivel de exposición al riesgo en general es bastante alarmante”.