En nuevos mercados, Unibán busca vender US$7,7 millones en snacks a fin de año
En 2020, desde su planta en Urabá, Unibán facturó US$6,7 millones con su negocio de pasabocas, lo que equivale a 570 contenedores que fueron distribuidos tanto en el mercado nacional como internacional, principalmente en países europeos y en Estados Unidos. Para este año, luego de un proceso de cambio de imagen, la compañía apunta a incrementar esas cifras en 15%, tras anunciar su llegada a Japón, Bélgica y Brasil.
María Camila Vélez, gerente comercial y de mercadeo de Unibán, aseguró que las expectativas para este segundo semestre son altas y que tienen el objetivo de llegar hasta US$7,7 millones en ventas, lo que representaría más de un millón de cajas de productos terminados.
¿Cuál es el panorama actual de Unibán en el plano nacional e internacional?
El crecimiento de los snacks de Unibán de 2020 frente a 2019 fue de 10%, y en cuanto a las exportaciones, tuvimos un incremento de 18%. Actualmente, en la tabla de porcentajes, Europa reporta 31% de las ventas de la planta de chips de Unibán y Estados Unidos, 29%. Esto representa igualmente el apoyo al agro colombiano, debido a la compra de plátano, banano y yuca a los pequeños productores. También ayuda al posicionamiento de estos vegetales nacionales en mercados donde no son tradicionales.
¿Por qué decidieron jugársela con el mercado de los snacks?
Nuestra idea siempre ha sido apoyar el desarrollo del agro, a través de la fruta fresca y del valor agregado que podamos darle. Hace 13 años vimos que podemos explotar toda la parte del mercado que puede comer productos como los nuestros, plátano, banano y yuca, en otra versión distinta como estos snacks. Siempre va a ser importante consumir frutas frescas, pero los snacks tienen momentos distintos gracias a que no son perecederos y pueden hacer parte del almuerzo o la comida, por lo que la oportunidad de crecimiento es muy grande.
¿Cómo lograron mantener el crecimiento aún durante la pandemia del covid-19?
A pesar de la pandemia, seguimos creciendo a doble dígito, y el objetivo para el segundo semestre es alcanzar un aumento en ventas de 16% en comparación con 2020. Para nosotros representaría la continuidad del proceso y para los próximos meses tenemos más mercados ya adelantados, como la apertura de Brasil y otros clientes en Europa. Para nosotros fue muy importante reinventarnos y enfocarnos nuevamente. El año pasado nos dedicamos a tener una nueva imagen, que es más alegre, versátil y universal, lo que nos ayudó a consolidar nuestra marca Turbana en una sola, pues teníamos tres diferentes enfocadas cada una a varios mercados.
¿Con qué tipo de certificaciones cuentan para poder exportar a tantos países?
Uno de los pilares más importantes del proceso es todo el tema de inocuidad alimentaria y sostenibilidad. Nuestra planta tiene las certificaciones que va requiriendo cada país y los clientes como tal. Por ejemplo, somos la única planta de pasabocas en Colombia que cuenta con certificación IFS (International Food Standard), que nos permite llegar a supermercados como Walmart y hacer la marca privada de Amazon. Nos hemos ido adaptando para exportar a cualquier destino y a cualquier país. También, contamos con certificaciones como Smeta, que es a nivel social, y otra Rspo, que va por nuestro objetivo de sostenibilidad ambiental. Para conseguir esa certificación, nuestro aceite se vinculó a las buenas prácticas en los cultivos de palma.
¿Qué objetivos tienen con el cambio de imagen?
En esta transformación y unificación de Turbana tuvimos en cuenta que incluyera colores de tendencia, atemporales y que reflejaran lo que se busca desde la compañía: ser más cercanos, dinámicos y versátiles. Esto, además de la incursión de nuevos sabores por medio de productos como yuca, e ingredientes que nos diferencian por nuestra producción libre de trazas y saludable, nos permitirá fortalecernos localmente y expandirnos a más lugares en el mundo, como los recientes casos de Rumania, Eslovaquia, Bélgica, Las Islas Vírgenes y Japón.