En Colombia solo se está usando un 18% de la tierra que tiene el aval para ser cultivada
Así como el ritmo para medir la economía es la variación del PIB, en los indicadores agropecuarios un punto que es determinante para un país es la extensión calculada para su frontera agrícola. Por eso, esta semana que empezó la Mesa de Estadística de la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (Upra) se resaltó que este indicador está en 39,2 millones de hectáreas.
Es decir, la frontera agrícola, o potencial para cultivar (esos 39,2 millones de hectáreas), equivalen a más de 34% de la tierra que tiene Colombia. Aquí hay que resaltar, según explicó el director de la Upra, Felipe Fonseca, que esa frontera “es el límite del suelo rural que separa las áreas donde se desarrollan las actividades agropecuarias, las áreas condicionadas y áreas protegidas, las de especial importancia ecológica”.
Pero también visto de otro modo, de esos casi 40 millones de hectáreas solo se aprovecha 18% del terreno, pues en un uso permanente hay tan solo 7 millones de hectáreas.
“Lo que también puede ser interpretado como que aún hay una gran cantidad de tierra que estaría para ser aprovechada en diferentes tareas del campo. Pero la cifra es baja porque aún el sector rural necesita de varios acondicionamientos que le impiden agrandar ese uso de la tierra para planes productivos, como lo es la alta tasa de informalidad superior a 86%, u otros temas igual de complejos como que se necesita mayor inversión dedicada a los planes de vías terciarias para que las personas puedan sacar sus cosechas a las ciudades”, dijo el presidente de la SAC, Jorge Enrique Bedoya.
Precisamente, este último punto es el que se ha dicho desde los gremios del campo que necesita mayor prioridad para que bajen los costos del transporte, y así gene un efecto dominó que traiga mayores ganancias entre los productores y por ende se busque cultivar más.
Pero adicional al uso de la tierra en el campo, Fonseca también recordó que, en los seguimientos, se suma que hay “actividades agropecuarias que están excluidas por mandato de la Ley. Estas últimas se conocen como exclusiones legales”.
Estos son terrenos que en su mayoría hacen parte de zonas de reserva especial ya sea para protección de los ecosistemas, la conservación del medio ambiente libre de actividades agrícolas, resguardos indígenas o incluso las que también pasan por revisiones jurídicas para poder ser aprovechadas.
De hecho, aquí es cuando aparecen las solicitudes de los ganaderos, quienes son la categoría del agro con mayor planificación de expansión territorial, y “a veces aparecen restricciones legales que impiden que se puedan utilizar zonas que podrían ser bastante fértiles para la crianza de bovinos”, agregó José Félix Lafaurie, presidente de Fedegan.
“En ciertos momentos está bien revisar cuál es la frontera agrícola, cuánta se está usando, pero también cuánto hace parte de esos terrenos con exclusiones legales, porque puede que muchas de esas tengan mejores condiciones que las que tienen luz verde para un plan productivo ganadero”, comentó Giovany Galindo, presiente de la Asociación Angus & Brangus.
Precisamente, en el reporte de la Upra se puede ver que más de 23% de la tierra que tiene Colombia está bajo esa condición especial de restricción legal, la cual se calcula en más de 26,4 millones de hectáreas, cifra que incluso creció más de 15% los últimos cinco años por acuerdos regionales.
Hay diferentes mediciones
Luego de tener claro cómo está la frontera agrícola colombiana, también vale resaltar de qué manera se están aprovechando las hectáreas que hoy en día tienen un uso.
Algo que se debe reconocer es que las fuentes de información estadística del agro tienen diferentes variaciones entre las reportadas por entidades del Gobierno y los propios gremios del campo.
Para tener claridad, lo primero es que, si bien desde la Upra se ve que la frontera agrícola es de casi 40 millones de hectáreas, en la Encuesta Nacional Agropecuaria (ENA), del Dane, allí se ve que el uso del suelo está en 39 millones de hectáreas para las actividades pecuarias, 5,1 millones de hectáreas para los bosques, 4,6 millones para los agrícolas y otros usos, con 1,2 millones.
De primera impresión eso haría pensar que el sector pecuario estaría utilizando casi 100% del terreno del agro, pero no es así.
Entonces, el sentido técnico de estas cifras (Dane y Upra) es que en el momento del censo, el Dane encontró que había actividades de ese tipo (pecuarias), o las hubo en su momento, pero no quiere decir que son permanentes; porque especialmente la ganadería es rotacional (ver gráfico).