"El Gobierno debe jugársela por el sector agropecuario", presidente de Fedepalma
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"El Gobierno debe jugársela por el sector agropecuario", presidente de Fedepalma

El directivo manifestó que la agroindustria de la palma no pasa por un buen momento, debido a las políticas económicas que impactan en la comercialización del producto.
La República
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El presidente de la Fedepalma, Jeans Mesa Dishington, presentó un panorama de cómo avanza el sector en este primer semestre del año, con motivo del Congreso Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite que se celebra entre el 5 y 7 de junio en Bogotá.

El directivo manifestó que la agroindustria de la palma no pasa por un buen momento, debido a las políticas económicas que impactan en la comercialización del producto en el ingreso a mercados internacionales, especialmente por la baja en los precios.

En diálogo con Colprensa Mesa Dishington también habló de los principales temas que se tocarán en el congreso del sector.

Tras los 'sube y baja' que ha tenido la economía del país este año, ¿en qué estado se encuentra el sector palmicultor?
La palma de aceite es un cultivo tropical que lleva desarrollándose en Colombia desde hace unas seis décadas. Hoy es uno de los renglones agroindustriales que más participación tiene en diversas regiones del país y de los pocos que muestra una dinámica de crecimiento importante dentro del agro colombiano, que se mueve o que ha tenido situaciones sumamente difíciles.

Aunque Colombia tiene una gran frontera agropecuaria, lastimosamente la mayoría está sin utilizar, en donde solo el 20 % de las tierras son para desarrollo agrícola. Lo curioso también es que, aunque esta actividad agrícola tiene un gran impacto, últimamente no ha atraído la inversión productiva necesaria porque no se cuenta con las condiciones para ello.

Eso quiere decir que en estos momentos no les va muy bien...
Dentro del escenario descrito, yo diría que esta agroindustria por muchos años se ha estado desarrollando con dificultades que a hoy se mantienen, estando principalmente en la baja de precios internacionales. Pero también los altos costos de producción, la caída en rentabilidad y el desorden en comercialización a causa de muchas políticas que regula el Gobierno Nacional y que, realmente, no se han dado de la mejor manera.

¿Cuáles son esas políticas a las que les atribuye la ‘mala hora’?
En un primer momento está que los sectores productivos reclamamos que en el país haya un buen ambiente de inversión. El campo colombiano lamentablemente no ha tenido recientemente las mejores condiciones y hemos visto acciones tributarias poco amigas para la inversión productiva, que es clave en el sector rural.

A razón de esto, ha habido mucha incertidumbre sobre la estabilidad jurídica para la propiedad de la tierra, sumándose problemas de interpretaciones frente a algunas normas de tierra que han puesto en entre dicho la propiedad, lo que ha generado preocupación para los inversionistas. Todo esto impacta en que cada vez el campo se queda sin bienes como carreteras, vías y garantía social para las comunidades rurales, porque cada vez se hace más difícil trabajar en el campo.

En lo que tiene que ver con la palma de aceite, ha habido muchas promesas incumplidas en lo que respecta a los biocombustibles para el tratamiento del producto. Colombia desarrolló, en la primera década de este ciclo, el programa biocombustible de etanol de la caña y el biodisel de palma. Con respecto a este último, se tenía la intención de llegar al 20 % de mezcla en todo el combustible de este tipo en el país y hoy en día vamos escasamente a la mitad, pese a las nefastas condiciones ambientales.

¿Qué ha faltado en la regulación de estas políticas?
Hace falta decisión política para incrementar las mezclas. Sin embargo, a finales del Gobierno pasado se tomaron medidas que, casi, dan al traste con una política que ha venido desarrollándose de a poco pese a la falta de atención y prioridad que uno hubiese esperado por razones del sector agropecuario y ambientales, pero también por razones de salud pública.

¿Cómo están las regiones productoras de aceite de palma?
Actualmente, en el país se desarrolla la palmicultura en 160 municipios de 21 departamentos, principalmente Meta, Casanare, Llanos Orientales, Santander, Norte de Santander, Magdalena, Cesar, Bolívar y Nariño, en donde la palma se ha venido constituyendo como uno de los principales motores del sector rural, generando empleo de calidad y mejor remuneración que otros sectores.

Un empleo formal en el campo colombiano es sumamente importante porque los indicadores de informalidad laboral en Colombia son sumamente altos ubicándose en un 85%. Mientras que en el caso de palma la situación es la contraria, porque se genera entre un 82 % a 83 % de formalidad como fortaleza de una actividad empresarial a largo plazo. Además de esto, hoy en día tenemos más de 5000 productores vinculados a diversas alianzas en un modelo de negocios inclusivos que, para el país, es realmente importante en el desarrollo de cultura y economía en el campo.

Usted toca varios puntos económicos, pero dónde queda el lado ambiental...
Colombia es un país que ha sido cuidadoso con el desarrollo ambiental y social de la agroindustria palmera, lo que nos ha permitido posicionar a Colombia como un país de origen sostenible para la producción de aceite de palma, pese a los grandes cuestionamientos del mundo sobre prácticas no sostenibles, especialmente en los sectores agrícolas. En el caso de la palma no somos ajenos también a esa situación, pero Colombia allí puede demostrar que ha hecho un trabajo muy importante en el crecimiento de la palmicultura sin deforestación, lo cual es muy significativo para el mundo que esta tan preocupado con ese tipo de situaciones.

¿Son estos los temas a tratar en el congreso que desarrollarán durante los próximos días?
Claro, y muchos más, porque Colombia tiene en la palma un activo muy importante, un activo que genera empleo formal bien remunerado, que genera negocios inclusivos y que se ha venido desarrollando de manera sostenible en el país. No solamente se está vendiendo la producción a muchas cadenas agroalimentarias, sino que se está exportando una cantidad importante de la producción que aporta a las energías renovables con la producción de biodisel de palma en la energía eléctrica ayudando a jalonar el sector. Pero, todo esto requiere audacia y decisión del Gobierno para poder realmente jugársela por el sector agropecuario y, ahí, nos parece que seguimos siendo sumamente tímidos.¿Cómo proteger y acceder a nuevos mercados? ¿Cómo incrementar la productividad y mejorar la estructura de costos? ¿A dónde puede llegar la palmicultura colombiana con base en su diferenciación? ¿Cómo se puede desarrollar el mercado interno, tanto en alimentos como en biodiésel? Son los principales interrogantes en los que se desarrollarán las conferencias, paneles y talleres que se han dispuesto para los asistentes al congreso.

El agro fue tocado en el Plan Nacional de Desarrollo (PND) y en la ley de financiamiento...
Claro, se ha pasada por todo eso. Pero allí no hay nada audaz para el sector agropecuario y creemos que el Gobierno Duque debe comprometerse aún más con el campo, como lo mostró en campaña. Se le debe apuntar al desarrollo de una gran ley agrícola que incentive la inversión en el sector rural y que apoye a los distintos sectores como el palmero

¿Qué espera de este Congreso?
Que los asistentes conozcan el sector palmicultor y sea valorada la entrega de los campesinos en todos los sectores del país.

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