El departamento de Meta es la despensa de patilla con 2.125 hectáreas sembradas en 2017
Hace más de 40 años la población de San Martín dio un viraje hacia la agricultura. Los puestos de trabajo que generaba la ganadería, la principal actividad económica, no eran suficientes y las tierras altas y arenosas de este municipio eran las adecuadas para el cultivo de la patilla o sandía.
San Martín concentra la producción de la fruta tropical Citrullus Lanatus en el departamento despensa del producto: Meta.
Esta zona dispuso en 2017 2.125 hectáreas para el cultivo de la fruta, lo que le permitió alcanzar el año pasado una producción de 62.029 toneladas de sandía, lo que representa 42,8% de la producción total del país, que fue de 195.830 toneladas.
Entre tanto, para 2016, el área sembrada en el departamento alcanzó 4.070 hectáreas y la producción representó 54,1% del total de ese año.
Una de las ventajas de los productores de esta región radica en la implementación de sistemas de riego para afrontar las temporadas de sequías y el aprendizaje en el manejo de plagas.
El investigador y Ph.D asociado de fisiología de cultivos de Agrosavia, Javier Orduz, explicó que, a diferencia de lo que ha ocurrido en los departamentos del norte del país, el manejo de las plagas ha sido clave para que los productores del Meta se mantengan como los líderes del mercado.
Por su parte, Aníbal Pitalua, productor de patilla en La Guajira y representante legal de la Asociación de Productores Agropecuarios Atnamana II (Aproagro), explicó que las lluvias han sido un factor determinante en la producción de la fruta. En esta región, los cultivadores aún no han desarrollado sistemas de riego y dependen enteramente del comportamiento del clima.
“La patilla es un cultivo rentable y nuestros mayores compradores son las plazas de mercado, principalmente, la de Barranquilla. Lamentablemente nuestra producción aún es artesanal”, concluyó Pitalua.
Las exportaciones de sandía son pequeñas y tienen como destino Curazao y Aruba. El año pasado se exportaron 79.256 toneladas, lo que representó US$60.730.
La tecnificación de los cultivos sigue siendo un reto para ese renglón agrícola que aún no completa todo su potencial.