El auge de las granjas integrales y autosuficientes en Colombia y sus características
Por cuenta de la cuarentena que decretó el Gobierno Nacional para mitigar el contagio del Covid-19 en el país, y los fenómenos de acaparamiento de alimentos que se han visto a pesar de los esfuerzos del Ministerio de Agricultura para garantizar el abastecimiento en todo el país, muchas personas ven en las granjas integrales autosuficientes una opción cada vez más interesante.
Si bien no hay un consenso sobre el tamaño que debe tener, en cuanto depende de la intensidad y la variedad de los cultivos, sí lo hay sobre los elementos que deben integrar una granja para entrar en la categoría de integral autosostenible. Idealmente, estas deben tener: una vivienda ecológica, un componente agrícola, uno animal, un sistema de reciclaje de material biológico y el uso de fuentes de energía alternativas, y todo debe relacionarse en una cadena de aprovechamiento biológico.
Aunque no existe un registro de cuántas granjas de este tipo hay en el país, cada vez más personas han iniciado proyectos autosustentables que, aunque no tienen todavía todos los elementos, están encaminados a convertirse en granjas integrales. “De alguna manera las economías familiares campesinas de pancoger, especialmente las de los cafeteros, son autosuficientes, pues usualmente tienen, además de cafetales, cítricos, frutales, cerdos y gallinas”, dice Jorge Enrique Bedoya, presidente de la SAC.
Los componentes que más han desarrollado las fincas son el agrícola, casi siempre con huertas orgánicas, y el animal, dejando todavía espacio para crecer en materia de reciclaje de desechos y energías renovables. “La mayoría de las granjas autosuficientes con cultivos orgánicos trabajan con convicción de esa manera, pero la dificultad está en la producción a escala”, explica Luis Betancourt, presidente de Fedeorgánicos.
La clave del éxito del proyecto, sin embargo, está en la integración, de forma tal que, por ejemplo, las vacas produzcan leche y carne, pero a su vez su estiércol sirva como abono y fertilizante natural para la tierra de la huerta orgánica, cuyos desperdicios sirven para alimentar a las gallinas y que estas, a su vez, actúen como tractores para el arado de la huerta cuando haya que renovar los sembrados, al tiempo que producen huevos.
El reto más grande tienen las granjas actualmente, para ser verdaderamente integrales y autosuficientes, es el aprovechamiento de fuentes de energía alternativas y renovables, como la solar y la eólica, para optimizar los procesos de extracción de agua, especialmente desde el subsuelo, no solo para el uso doméstico, sino también para el consumo animal y riego de plantas.
Qué es y cómo se usa la alelopatía
La alelopatía es la ciencia del control biológico de las plantas a través del aprovechamiento de las distintas feromonas que producen las mismas plantas. En los cultivos orgánicos es fundamental porque, en la medida que no utilizan pesticidas, pueden usarse las propiedades naturales de cada especie para proteger a sus vecinas de cierto tipo de plagas.
“La alelopatía es indispensable en un cultivo orgánico”
Vladimir Ramírez trabajaba hace más de 10 años en ganadería y cultivo convencional en la Hacienda Versallez, en Tenjo, Cundinamarca.
Sin embargo, hace cuatro años decidió montar una granja autosuficiente.
¿Por qué deciden pasar de un cultivo tradicional a un proyecto de granja autosuficiente?
Cuando noté los efectos de los químicos en la salud me empecé a documentar sobre lo orgánico y me enamoré del proyecto. Además es más rentable, porque lo que pierdo en volumen lo recupero al no tener intermediarios.
¿Qué unidades productivas tienen en la Hacienda?
Tenemos ganadería, con casi 50 vacas lecheras, caballos, gallinas y otros animales, tenemos frutales y tenemos un cultivo orgánico con aproximadamente 40 variedades sembradas. La huerta tiene una fanegada de extensión, pero tenemos planes de ampliarla (la hacienda tiene 35 fanegadas de extensión).
¿Cómo interactúan entre sí?
Tratamos de que todo esté conectado. El estiércol de los animales lo usamos como abono para la huerta, el desperdicio de la huerta lo usamos para alimentar a las gallinas y el resto de los animales. Queremos hacer lo que se denomina tractor-gallina, para que sean ellas mismas las que aren la zona de la huerta y limpien de insectos.
¿Cómo funciona el cultivo?
Sembramos y tenemos cosecha semanalmente. Usamos la alelopatía, que es indispensable en un cultivo orgánico. Además, para optimizar los espacios, sembramos algunas especies juntas. Por ejemplo, el brócoli debe cultivarse a una distancia específica y nosotros, para optimizar, sembramos en los espacios que quedan rúgula. Así, además de usar mejor el espacio ambas se ayudan entre sí, no solo para el control de ciertas plagas, sino también porque la rúgula le hace sombra a la tierra y la mantiene húmeda, lo que además nos reduce los costos de riego. Tenemos cercas vivas con especies nativas, para proteger el cultivo, y fumigamos con infusiones manzanilla o helecho, entre otras.
¿Cómo hacen con el agua?
El agua que usamos es muy limpia, porque la extraemos con una bomba de nuestro subsuelo. Igual tenemos unos tanques para limpiarla y purificarla. Esto hace que nuestro gasto de energía sea el más alto de la granja, por eso estamos trabajando en un proyecto de energía eólica, para hacer más eficiente y más barato el proceso. Con eso, además, estaríamos dando un paso más allá para lograr la verdadera autosuficiencia en todos los sentidos.
¿Cuánto tiempo podrían subsistir sin salir de la granja?
Cambiando algunos hábitos alimenticios, las 12 personas que trabajamos acá podríamos pasar más de un año sin cruzar el portón.