El aguardiente y el ron, dos licores que se mueven al ritmo de la producción panelera
Luego de la sanción en diciembre de 2019 de la Ley 2005, también conocida como la “Ley de la Panela”, esta industria continúa explorando alternativas mediante las cuales los productores sacan provecho a los incentivos que esta norma les brinda para formalizarse y producir algunos derivados, en particular los licores artesanales como el aguardiente y el ron.
De acuerdo con Carlos Mayorga, gerente general de la Federación Nacional de Productores de Panela (Fedepanela), si bien en algunas regiones y comunidades del país históricamente se ha dado una producción informal de licores de este tipo y en condiciones no óptimas desde el punto de vista sanitario, la Ley ha dado la posibilidad de acceder a técnicas y normativas que potencian las oportunidades de mercado de estos productos.
Hoy, según el directivo, en el país hay tres iniciativas productivas de este tipo. Una de ellas es de origen privado, de la empresa Licores Artesanales, instalada en el municipio de San Francisco de Sales, en Cundinamarca, y ya está en operación; otra ya fue construida, se entregó en julio y está en fase de licenciamiento ambiental en Santander de Quilichao (Cauca); y la restante está en estructuración y se encuentra en Supía (Caldas).
“Estas dos unidades productivas nos están sirviendo como referentes para mirar cómo se puede dar esta producción desde el punto de vista costo-beneficio, ya que hay que hacer muchas inversiones en plantas y tecnologías, entonces estamos analizando cómo bajar dichos costos y que sea accesible para los productores”, afirmó.
Advierte que, además de contar con una infraestructura y unos equipos adecuados, un tema sensible es la comercialización, para lo cual son claves las alianzas estratégicas que se logren establecer con diversas empresas y entidades, entre ellas las licoreras departamentales.
Por su parte, Licores Artesanales, que fundaron en 2020 Samuel Hoyos y Julio Molano como consecuencia de la aprobación de la ley, y que tiene su propio cultivo de caña con dos hectáreas, es tal vez la empresa que más se identifica hasta ahora en este mercado con sus marcas, Aguardiente Desquite, que ya se vende en algunas tiendas de cadena y por plataformas de comercio electrónico, y el Ron Amuleto, que está próximo a salir a venta.
Cuenta Julio Molano que el principal beneficio que han percibido en estos dos años y medio de vigencia de la Ley 2005, es que los cultivadores de caña panelera tienen más alternativas para sacar adelante sus cultivos.
“La posibilidad de establecer contratos a mediano plazo con compras a precios fijos, da a los paneleros tranquilidad”.
La empresa pionera de este sector
Licores Artesanales tiene una capacidad que, para finales de 2021, estaba entre 3.000 y 5.000 litros de alcohol mensuales, que destinan 75% para hacer el Ron Amuleto y 25% para el Aguardiente Desquite. La Ley 2005 del 2019 le da a los trapiches paneleros de economía campesina la posibilidad de producir alcohol e introducirlo sin ningún límite al mercado. La empresa espera hace coqueteos a mercados donde ya hay presencia colombiana como el de Perú, Chile, México y España, también espera ingresar a Venezuela, China y Estados Unidos.