"De toda nuestra producción, 95% son zonas libres de la peste porcina clásica"
La industria porcícola se ha enfrentado a diferentes retos durante la última década, no solo porque entró en vigencia el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, que obligó a competir desde 2017 a la producción nacional con importaciones de carne de cerdo de ese país sin aranceles, sino porque cedió casi 10% del mercado local. En inside LR, Jeffrey Fajardo, presidente ejecutivo de la Asociación de porcicultores (PorkColombia) hizo una radiografía del sector y las proyecciones generales para lo que resta del año.
La carne de cerdo fue la única proteína con una variación negativa en el IPC de julio, ¿a qué se debe este comportamiento?
En la estructura del mercado de carne de cerdo el producto importado participa con 20% del total. El costo del cerdo en los puertos de llegada más lo que significa nacionalizarlo y ponerlo en punto de venta se convierte en un ancla del precio, en la medida en que se establece un valor más alto para la proteína colombiana en comparación de ese costo, lo que permitiría una mayor erosión de mercado y, por ende, perder esa participación.
Nosotros no hemos podido reflejar ese comportamiento que hay detrás en la formación de los costos de producción que este año ya van acumulando 13% de incremento en el Índice de Precios al Productor para la carne de cerdo, eso no se ha reverberado en el consumidor y más bien ha venido yendo en contra de los márgenes de la producción. No es porque no tengamos la capacidad de fijar un precio estable sino porque las condiciones del mercado nos obligan y nos forzan a mantenernos en esa línea.
Teniendo un precio ancla que dan las importaciones y con el aumento de los costos, ¿cómo ha variado la productividad dentro del sector?
Ha tocado hacer maromas en el sentido de ser muy estricto en el manejo de la estructura de costos de producción. La porcicultura venía acostumbrada a señalar que entre 65% y 70% estaban derivados del alimento balanceado, pero el restante 30% simplemente no lo conocían. Puede que no tengamos la posibilidad de incidir en los precios del maíz, la soya y la torta de soya, pero podemos generar un fortalecimiento de sus propios procesos de asociatividad en donde cientos de porcicultores se han unido para transformar su realidad y convertirse en importadores directos de los granos y productores de su propio alimento balanceado, podemos capturar parte de la generación del valor en el propio alimento balanceado.
La producción de carne de cerdo llegó a 250.000 toneladas en la primera mitad del año, ¿qué factores influyen en que esta proteína sea cada vez más consumida en los hogares?
Tenemos una oferta real de altísimos estándares sanitarios y de tecnificación en las granjas, que le ha permitido cumplir con esa promesa de valor que se hace a nuestros consumidores a través de medios de comunicación y, por ende, eso ha conducido a que la carne de cerdo sea cada vez mejor percibida por parte de los hogares y se haya convertido en un producto de uso frecuente y ya no solo destinado a festividades o celebraciones especiales.
¿De qué mercados estamos importando carne de cerdo?
Principalmente de Estados Unidos, que es el origen de cerca de 90% de las importaciones, y el restante está distribuido en mercados como el chileno, el mexicano y algunas importaciones que se han venido dando provenientes de España y de Dinamarca.
¿Es Colombia autosuficiente en la demanda local de cerdo? ¿Qué metas se tienen en cuanto a la producción?
No somos autosuficientes en el sentido que 20% del mercado está siendo cubierto por importaciones, pero eso no significa que nosotros queramos apuntarle a que 100% de la carne de cerdo fuera suplida por parte de producción nacional a través de medidas artificiales, eso solo encarecería el producto a los colombianos al poner aranceles a lo importado, lo que queremos es que cada vez se coma más cerdo en las mejores condiciones posibles.
Los que están produciendo carne de cerdo lo hacen en condiciones de competitividad suficientes para que seamos capaces en una proyección de diez años de defender esa proporción 80/20.
¿Qué preocupaciones sanitarias hay en torno a la normalización de las relaciones con Venezuela?
Lo vemos con muchísima preocupación, Colombia ha hecho inversiones multimillonarias en la protección de los estándares sanitarios para enfermedades tan importantes como aftosa, peste porcina clásica y enfermedad de Newcastle. En el caso de porcicultura hemos invertido más de $500.000 millones durante la última década para contener esa enfermedad y para ser considerados por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) como zonas libres de peste porcina clásica.
Tenemos 95% de nuestra producción nacional en zonas libres de peste porcina clásica y nos ha costado muchísimo dinero por parte de los porcicultores y sería lamentable que por cuenta de una apertura caótica de la frontera llegara a haber un flujo de animales hacia Colombia de un país que ha perdido todo su estatus sanitario.
¿Qué pasaría si a PorkColombia no se le vincula dentro de este proceso teniendo el conocimiento técnico que no tiene ninguna autoridad en el país?
Resultaríamos nivelando por lo bajo, porque la no presencia de estatus de Venezuela se nos transferiría a nosotros. Esto ha sido una alianza con el ICA, implementando las medias de control sanitario y las acciones de vigilancia y control que le atañen, es vital que no se vaya a convertir en un fortín político sino que siga siendo una actividad técnica.
¿Por qué aún no exportamos carne de cerdo?
No tenemos exportaciones significativas de carne de cerdo, estamos haciendo un esfuerzo que tiene unas etapas por cumplir. Cuando Colombia perdió el estatus de aftosa, la aspiración de la porcicultura de convertirse en exportadora quedó rezagada porque todos los países que establecen un protocolo de admisibilidad sanitario imponen que se tenga la condición protegida y lograda de libre de aftosa con vacunación y cuando lo perdimos nos retrasó el proceso algunos años.
Cuando ya se recuperó el estatus de aftosa, empezó la pandemia y eso volvió a prolongar las expectativas que ha tenido Colombia de tener protocolos de admisibilidad con países claves para la exportación de carne de cerdo y hasta ahora estamos empezando a retornar a la normalidad. La aspiración está, pero los protocolos de admisibilidad que se requieren han sido muy adversos y esperemos que este gobierno le siga dando prioridad a estos temas de diplomacia sanitaria para fortalecer las expectativas que tenemos algunos sectores.
¿Cuál puede ser el impacto de la reforma tributaria teniendo en cuenta que el gobierno lo ha priorizado como clave para el desarrollo de la economía?
Para lo que atañe directamente al sector, la reforma tributaria no lo toca en su punto más sensible y es que nos mantuvo la condición de exención del impuesto de IVA, ni tocó la canasta familiar y eso es plausible e implica un cumplimiento concreto de la promesa de campaña de no tocar la estructura de alimentos, lo cual está bien.
¿Cómo percibe la industria la serie de cambios sobre la compra de tierras improductivas?
La porcicultura se caracteriza por ser intensiva y no extensiva, se hace en granjas con ambientes controlados, que no hacen un uso gigantesco de miles de hectáreas para su producción
El perfil
Jeffrey Fajardo es presidente ejecutivo de Porkcolombia. Es economista graduado con honores de la Universidad Nacional, especialista en Relaciones Internacionales de la Universidad de Los Andes y Magister con grado de honor en Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana. Es profesor en asuntos internacionales de la Universidad Sergio Arboleda. Fue director ejecutivo de la Cámara Induarroz de la Andi, gremio que representa las Industrias Arroceras Colombianas y presidente ejecutivo de Asoleche, gremio de las industrias lácteas en Colombia. Desde mayo de 2019 asumió su cargo en PorkColombia.