De la producción de aceite de palma crudo local, 27% se certifica en sostenibilidad
Uno de los lunares que tiene el cultivo de la palma de aceite en el mundo es su impacto ambiental. Este escenario se ha dado por dos razones: el primero, por la deforestación provocada en algunos países productores como Indonesia y Malasia; y el segundo, por las condiciones laborales forzadas que se han dado en ciertas regiones.
Esa suerte de sombra se ha logrado apartar de la producción de aceite de palma colombiana, ya que este cultivo, según cifras del Ideam, no es motor de deforestación. El organismo explicó que del total de deforestación contabilizado, el sector palmero solo participa en 0,2%, con corte a las últimas cifras entregadas de 2018.
“Hay una deforestación por palma, pero es muy pequeña y marginal. Nuestro objetivo es que eso sea cero y que podamos establecer una cadena de suministro libre de deforestación”, dijo Andrés García, director de Sostenibilidad de Fedepalma.
Aunque no toda la producción local se encuentra certificada, para 2020 las cifras llegaban a casi 438.000 toneladas con este sello sostenible. Según cifras de Fedepalma, esta representa casi 27% de la producción total de aceite de palma crudo local.
La producción local tiene tres tipos de certificaciones; la Mesa Redonda sobre Aceite de Palma Sostenible (Rspo, por sus siglas en inglés), la Certificación de Sostenibilidad internacional y de Carbono (ISCC), y el Certificado por la Alianza de la Selva (RAC), entregado por Daabon.
Más de 387.000 toneladas cuentan con la certificación Rspo, 283.000 hectáreas tienen el sello de Iscc, y 45.300 en RAC.
“Sabiendo que tenemos un muy buen nivel de adopción de prácticas, debemos ayudar a la mayoría de los pequeños y medianos productores a demostrar de manera creíble que están haciendo las cosas bien. Se están estableciendo unos requisitos de los compradores y de los países que determinan si un productor accede o no a esos mercados”, señaló Ximena Mahecha Anzola, directora ejecutiva de Aceite de Palma Sostenible de Colombia (Apsco).
Existen casos de palmeros que han logrado aumentar la cantidad de producto por racimo. “En un periodo de un año, propietarios como los de la finca RioNilo, en los montes de María La Baja, acogieron y desarrollaron las prácticas sostenibles y representó una diferencia de 10 kilos más por racimo”, explicó García.
Según Mahecha, con la adopción de las mejores prácticas sociales y ambientales, Cenipalma ha demostrado que un palmero puede duplicar su producción aplicando esos paquetes tecnológicos y de sostenibilidad. “La estrategia de Apsco, parte de reconocer que ya hay unos avances muy importantes”, dijo.
*Invitado por Fedepalma