De esta forma puede utilizar de manera beneficiosa a los insectos en la agricultura
Aunque algunos insectos suelen constituirse como amenazas para la integridad de los cultivos, algunos de ellos son benéficos al ser buenos controladores de plagas. También pueden aportar a los procesos de polinización y de cuidado de los suelos. Mantener unas buenas de condiciones de crianza es importante, ya que utilizados de manera correcta pueden aportar al mantenimiento de los cultivos.
Agronegocios conversó con Carlos Arturo Ramírez, colaborador del Museo Entomológico Unab de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional, sobre los beneficios de los insectos en la agricultura y los aspectos a tener en cuenta para su cría.
"La identificación de los especímenes es importante para reconocer su importancia en el cultivo, la cual puede ser positiva o negativa". No todos los insectos son de tipo plaga, para reconocerlos Ramírez recomienda seguir las claves taxonómicas (descripciones físicas) de cada especie, tener en cuenta el tipo de cultivo de donde se extrajo e identificar su aparato bucal. Además,las anotaciones de campo de recolecta, como el adecuado tratamiento de curaduria, complementan el proceso de identificación.
"En el entorno agricola se encuentran desde fitofagos hasta depredadores, pasando por insectos indiferentes al cultivo". Esto último es importante para reconocer el tipo de daño que el animal hizo en las hojas de los cultivos. Ramírez comentó que, aunque algunos son depredadores, en el sistema también se pueden encontrar otros indiferentes al cultivo y su entorno. Los daños también se pueden evidenciar en el fruto o en la flor.
Uno de los beneficios de los insectos en la agricultura es, precisamente, el control de plagas. Para esto se pueden insertar al cultivo, de manera artificial, algunas especies que puedan ejercer un biocontrol. Sin embargo, se recomienda tener en cuenta el equilibro biológico del ecosistema donde se encuentra el cultivo para realizar este procedimiento.
"Las especies endemicas son vulnerables ante la interaccion con la especies nuevas que se insertaron artificialmente, en gran medida por el equilibrio ecologico y la cadena trofica a la que estan asociadas". Para evitar estos posibles desbalances, lo aconsejables es asegurarse que la especie que se quiere insertar como controlador de plagas tenga una distribución considerable en la zona.
Otro aspecto a considerar es que los insectos biocontroladores sean enemigos naturales de las plagas; es decir, que al momento de insertarlos a un agrosistema únicamente controlen la plaga y que no vayan a atacar a otras especies de insectos. Algunos controladores importantes son crisopas como la Chrysoperla carnea, microavispas parasitoides como Trychogramma spp,, o el ácaro depredador Phytoseiulus persimilis.
Algunos también pueden impactar de manera positiva los procesos de polinización, lo cual es benéfico para la productividad de los cultivos. Entre estos, algunos ejemplos son las abejas, las mariposas, los escarabajos y los ácaros. Como descomponedores, los insectos también ayudan a crear la capa superficial del suelo. Los insectos excavadores, como las hormigas y escarabajos, cavan túneles que proveen canales para el agua, lo que beneficia a las plantas.
Respecto a su proceso de crianza, Ramírez resaltó cuatro aspectos clave: mantener unas buenas condiciones ambientales, procurar un buen sustrato o alimentación, tener en cuenta las etapas del ciclo de vida, cruzar individuos silvestres con los insectos de la cría. Esto último es importante para evitar procesos de endocría, procesos de apareamiento entre individuos emparentados.
En cuanto a los aspectos ambientales en procesos de crianza artificial se recomienda mantener una temperatura controlada con calefacción, una humedad relativa controlada, iluminación y buenas condiciones de sanidad manteniendo limpios los contenedores. Mantener un sistema de renovación de aire y un medidor de oxígeno.