Controlar la broca y cosechar, los desafíos para los caficultores
Evitar la expansión de la broca y garantizar la recolección de la cosecha pese a la escasez de mano de obra son los desafíos en lo que queda del año para los productores colombianos de café que siguen en actividad pese a las restricciones por la pandemia de coronavirus, dijo el principal dirigente del sector.
Colombia, el primer productor mundial de café arábigo lavado, se aproxima a dos meses de una cuarentena nacional que decretó el Gobierno para frenar la expansión de covid-19 que ha dejado más de 17.000 personas contagiadas y 630 muertos.
La caficultura ha mantenido su actividad pese a las restricciones de movilidad y a las medidas sanitarias exigidas por el Gobierno, aunque en los primeros cuatro meses se produjo una caída en la cosecha atribuida a la ausencia de lluvias que retrasó la producción.
"La broca ha sido y seguirá siendo durante este año un factor de distorsión y de dolor de cabeza", dijo en una entrevista con Reuters el miércoles en la tarde el gerente de la Federación Nacional de Cafeteros, Roberto Vélez.
El dirigente explicó que la sequía que se registró entre enero y abril favoreció la proliferación de la broca, lo que sumado a un retraso de la producción que se puede traslapar con la que cosecha que se avecina, aumentan la posibilidad de una mayor expansión del insecto en los cafetales.
La broca es una plaga que ataca las plantaciones de café y la presencia del diminuto insecto en los granos reduce el rendimiento y la calidad de la cosecha.
"Con la escasez de mano de obra seguramente habrá más café que se caiga al piso y todo eso es potencial para que haya mayores niveles de broca", aseguró Vélez al recordar que los niveles de broca han llegado este año hasta un 6% desde un 3% en 2019.
Colombia, que el año pasado alcanzó una producción de 14,8 millones de sacos de 60 kilos, la mejor en los últimos 27 años por un aumento de la productividad y el buen clima, tiene poca mano de obra para las actividades de recolección por el envejecimiento de los productores tradicionales y la migración de las nuevas generaciones a otras actividades o a las ciudades,
Cada año, las principales regiones productoras de café enfrentan dificultades en las épocas de cosecha para la recolección, por lo que deben llevar mano de obra de otras zonas.
El gerente de la Federación Nacional de Cafeteros dijo que una posibilidad para reducir el impacto de la escasez de mano de obra es incrementar el uso de una máquina derribadora de café que se lanzó a finales de 2018.
Colombia, el tercer productor mundial de café después de Brasil y Vietnam, cuenta con 855.000 hectáreas de las que dependen más de 500.000 familias.
Por otra parte, Vélez dijo que las medidas de bioseguridad que se implementaron por la pandemia en las fincas cafeteras en las que los campesinos usan tapabocas, tapetes de desinfección sumado al frecuente lavado de manos y el aislamiento social, continuarán implementándose hasta que se controle el covid-19.
"Yo creo que a menos que descubramos muy rápidamente una vacuna, nos va a tocar mucho rato con un protocolo así", aseguró el dirigente que mantuvo el pronosticó de producción de Colombia para 2020 en 14 millones de sacos.
Vélez se quejó de nuevo de los precios de 1,05 dólares por libra en la Bolsa de Nueva York, los calificó "de vergüenza" y aseguró que la prima de calidad de US$50 centavos por libra y la depreciación del peso han sido la salvación para los cafeteros que le seguirán apostando a la calidad