Conozca el ABC para el cuidado de sus gallinas y para tener una mejor producción
La productividad en el negocio avícola depende directamente de las medidas de prevención que se tomen en temas de bioseguridad y de las acciones para optimizar la alimentación y los recursos existentes.
Cuando se tienen granjas con cientos de miles de aves, disminuir al máximo los riesgos de contagios de enfermedades son vitales para mantener la salud de los galpones.
Medidas de bioseguridad con estrictos controles de ingreso, de desinfección del personal, de los vehículos que salen y entran a la granja y de todos los procesos que se realicen, son necesarias para disminuir riesgos y garantizar una óptima productividad.
Un correcto programa de control de enfermedades, que incluya la reducción a la exposición de microorganismos, aumentar la resistencia de las aves, tratar los brotes con rapidez y eficacia será fundamental para mantener la inocuidad de las granjas y, por ende, evitar pérdidas de aves o retrasos en ganancia de peso o mermas en postura de huevos.
Esto incluye la vacunación, como una de las medidas más eficaces para prevenir enfermedades específicas. Con ayuda profesional de un veterinario se hará un esquema dependiendo del número de aves, del sistema de producción, de las amenazas de la región donde queda el entable y de las condiciones.
También es fundamental contar con unas buenas instalaciones, ojalá modernas y automatizadas, pero como mínimo adecuadas al tipo de producción que se tiene y al número de aves. La seguridad es fundamental para que las aves estén a salvo de ataques de perros, gatos, roedores u otros intrusos que las puedan amenazar.
Requisito legal e inapelable es la distancia entre otras granjas. La ley colombiana exige una distancia mínima de 500 metros entre una y otra. El manejo de la temperatura es vital para el bienestar de las aves y, por ende, una mayor producción. Si hace calor, se necesitan sistemas de ventilación o enfriamiento y si hace frío, calefacción para alcanzar las temperaturas adecuadas.
Para tener más ganancias, es imperativo el control de la alimentación, que debe partir de una dieta adecuada a las necesidades según el tipo y el momento de la producción y contar ojalá con dispositivos automáticos para que la cantidad sea la requerida para cada ave. Más alimento del necesario implicará pérdidas y menos afectará las metas de ganancia. La disposición y el número de comederos y bebederos dependerá de las aves a alimentar.
Otro elemento de salubridad prioritario en una granja es contar con agua suficiente y en perfecto estado tanto para el consumo de las aves, como para las labores de limpieza. Los procesos de extracción de desechos y de desinfección de los galpones cuando cambian de camada deben ser rigurosos y respetar los tiempos de descanso de las instalaciones.
Para producir más, la genética es fundamental. Existen ahora razas y cruces especiales para los objetivos que se buscan, para mayor resistencia a las enfermedades y hasta para zonas y climas de producción. Cuando se trata de producción de huevos, en los galpones de las gallinas ponedoras se debe controlar con tema de las horas de oscuridad, para proporcionar a las gallinas las condiciones de descanso y postura más adecuadas.
La comodidad en las aves también se debe tener en cuenta, ya que, entre mejores condiciones se sitúen en el cuidado del animal, la producción y la calidad de la carne puede llegar a ser mejor. Obviamente la sobre población de los galpones tiene como consecuencias menores índices de productividad y mayores amenazas de contagios y mortandad, según explican los expertos.