Colombia quedó incluido en Tratado Internacional de Semillas de más de 150 países
El Tratado Internacional es el principal acuerdo internacional entre los países miembros para conservar, utilizar y gestionar los recursos fitogenéticos (semillas) para la alimentación y la agricultura en todo el mundo en beneficio de la población. El Tratado garantiza que los agricultores y los fitomejoradores tengan acceso al material genético en bruto necesario para desarrollar nuevas variedades de cultivos, incluidas las de mayor rendimiento y aquellas que son resistentes al cambio climático.
Colombia, durante la COP16, hace parte de los más de 150 países en el acuerdo.
El Tratado Internacional permite compartir los recursos fitogenéticos a través de las fronteras mediante un Sistema Multilateral de Acceso y Distribución de Beneficios (MLS) único.
Esta alianza entre los países ofrece una solución global a los desafíos de la pérdida de diversidad de los cultivos y la adaptación al cambio climático a través de mecanismos como el Sistema Multilateral y el Fondo de distribución de beneficios. Hasta la fecha, su Sistema Multilateral de Acceso y Distribución de Beneficios cubre 64 de los principales cultivos del mundo, lo que representa alrededor del 80% de los alimentos derivados de plantas.
¿Cuál es el papel de Colombia?
Las Partes Contratantes son aquellos países y organizaciones intergubernamentales, como la Unión Europea, que firman y se comprometen a cumplir las condiciones del Tratado Internacional para la conservación y la utilización sostenible de los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura. Los miembros (Partes Contratantes), como Colombia, se comprometen, entre otras cosas, a compartir estos recursos entre sí bajo el marco legal del Tratado Internacional.
Una vez que un país se adhiere al Tratado Internacional, 90 días después de depositar el documento correspondiente ante el Director-General de la FAO, se denomina "Parte Contratante".
¿Por qué es importante?
Los países dependen unos de otros cuando se trata de recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura. La producción de alimentos en la mayoría de los países depende de cultivos que se originaron en otros lugares. Por ejemplo, la patata y el maíz se originaron en América Latina, pero ahora son cultivos vitales y forman parte de la dieta básica tanto en Europa como en África.
Es importante que los recursos genéticos de los cultivos (a) se conserven, (b) estén disponibles más allá de las fronteras y (c) se utilicen de forma sostenible. Aquí es donde el Tratado Internacional juega un papel crucial: administra el sistema global que permite a los países intercambiar el tan necesario material fitogenético. Esto, a su vez, ayuda a los agricultores a desarrollar y cultivar plantas que se adapten mejor al entorno cambiante y las necesidades humanas.
"La adhesión de Colombia a este tratado es muy importante porque promueve la investigación reconociendo los derechos de las comunidades, sin embargo, el tratado que no es novedoso para los productores de semilla, apenas se está conociendo por algunos sectores de la agricultura y la investigación. Un tema importante al pertenecer a Tirfaa es que Colombia podrá acceder a material de otros Estados miembros", comenta Leonardo Ariza Ramírez, gerente general de Acosemillas.
¿Cómo está el país en materia fitogenética?
“Las semillas nativas y criollas, adaptadas a las condiciones ecológicas específicas de los distintos ecosistemas colombianos, son esenciales debido a su resistencia natural a plagas y enfermedades locales, ya que han sido seleccionadas y mejoradas de forma natural a lo largo de generaciones", dice Ariza
El dirigente gremial destaca por otro lado, que “las variedades mejoradas a través del fitomejoramiento y la biotecnología aportan características adicionales como una mayor producción, resistencia a plagas y enfermedades, así como la adaptación a condiciones ambientales adversas, aumentando la eficiencia y sostenibilidad de la producción agrícola.”
Importaciones de maíz y soya
Lo crítico es que la producción nacional de proteína animal como pollos, huevos, porcinos, vacunos, sector piscícola e inclusive la alimentación de las mascotas, requiere de más de 8 millones de toneladas de estas materias primas, de las que escasamente Colombia produce solo 1,5 millones de toneladas.
Ariza es enfático al destacar que para que Colombia deje de importar maíz y soya se requiere del uso de semillas mejoradas a través de la biotecnología, con mayores rendimientos y las ventajas que ellas tienen en cuanto a la resistencia a insectos y tolerancia a herbicidas que además contribuyen a la disminución de aplicaciones de pesticidas y herbicidas que hacen más sostenible la producción y disminuyen la contaminación de las aguas residuales.
“El cultivo de estas semillas mejoradas no solo reduce la dependencia de insumos, sino que también disminuye los costos y apoya la seguridad alimentaria”, asegura el directivo.