Científicos desarrollaron la primera vacuna para abejas contra infecciones microbianas
Con cada año que pasa, cada vez más abejas melíferas mueren debido a los pesticidas, la desaparición de hábitats, una mala nutrición y el cambio climático, lo que podría acarrear consecuencias desastrosas para la agricultura y la biodiversidad.
Ahora, científicos de la Universidad de Helsinki desarrollaron la primera vacuna comestible contra las infecciones microbianas, con la esperanza de salvar aunque sea a algunas de las polinizadoras.
“Puede que ahora mismo nos encontremos en un punto de inflexión, incluso sin darnos cuenta”, dijo Dalial Freitak, la científica que dirige el proyecto, en entrevista el miércoles. “Hace mucho tiempo que damos por sentados los servicios de polinización. Estos insectos no están allí, están desapareciendo”.
La primera vacuna protege a las abejas de la loque americana, una enfermedad presente en todo el mundo que puede arrasar colonias enteras y cuyas esporas pueden mantenerse viables por más de 50 años. En el futuro, podría usarse esa tecnología para combatir enfermedades fúngicas y otras infecciones bacterianas.
La vacuna se aplica por medio de un medallón de azúcar comestible que se suspende en la colmena para que la reina lo consuma en siete a diez días. Tras ingerir los patógenos, la reina puede provocar una respuesta inmunológica en su descendencia, lo que termina inoculando la colmena.
Todavía hay que trabajar mucho en la vacuna para que esté comercialmente disponible. Los científicos deben asegurarse de que sea segura para el ambiente, para las propias abejas y para los humanos que consumen la miel. Se tardará años en superar los obstáculos reguladores. Además, es muy pronto para estimar cuánto tendrán que pagar los apicultores para comprar colmenas inoculadas, dijo Freitak.
Si bien un mayor número de abejas también podría beneficiar cultivos que no necesitan polinización, como las papas, el arroz, el trigo, los frutos ricos en vitaminas como las manzanas, los tomates y los cítricos no pueden florecer sin ellas, dijo Freitak.
“Este problema verdaderamente nos afecta a todos”, dijo. “Tenemos que comenzar a atacarlo en todas partes”.