Corabastos y su centro de acopio, que es parte del Banco de Alimentos de Bogotá
Agricultura

Corabastos y su centro de acopio, que es parte del Banco de Alimentos de Bogotá

Trabajan en conjunto para la reducción de la pobreza, del hambre y la búsqueda de una sociedad más amigable con el medioambiente
Lady Zambrano
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El Banco de Alimentos de Bogotá remonta sus orígenes al 2000, pero no fue hasta 2016 que se estableció de manera ininterrumpida con su centro de acopio de Corabastos, la central de abastos de Bogotá y la más grande del país. Allí se trabaja todos los días en conjunto para disminuir el desperdicio y el hambre de las familias que carecen de seguridad alimentaria en la ciudad.

“Estamos salvando productos todos los días desde las 6 de la mañana hasta las 2 o 3 de la tarde, y hemos logrado que hoy más de 1.500 comerciantes se sumen”, afirma Daniel Saldarriaga Molina, sacerdote de la Arquidiócesis de Bogotá y director del Banco de Alimentos de Bogotá. Esto en función de un lema que moviliza a todos los bancos de alimentos del país, ‘Menos comida en los contenedores, más comida en los comedores’.

Desde 2016 se ha presenciado un crecimiento en kilos salvados de alimentos (o donaciones) realizadas por los comerciantes, pasando de 781.358 kg, en 2016, a 3.434.805 kg en 2024. Esta última cifra siendo ya superada por la recolección de este año, que sin los datos del último trimestre, ya ha llegado a los 3.700.000 kilos.

Pero ¿cómo funciona el punto de acopio? Los comerciantes conocen de su existencia, pues se han adelantado conversaciones con ellos o, simplemente, los han visto recorrer las bodegas. Saldarriaga comenta que “están todos los días con una llamadita diciendo que tienen un producto que ya no van a alcanzar a vender o con un producto que reservaron porque fueron descartes en apariencia, o porque de verdad les ha ido muy bien y deciden darnos una parte”. De esta manera hay ocasiones en las que uno o más comerciantes entregan grandes cantidades de comida, o incluso hacen donaciones financieras para complementar el mercado de alimentos perecederos con otros como abarrotes que se consiguen en la misma central de abastecimiento.

En el local 17 de la bodega 15 se encuentran catorce colaboradores y algunos voluntarios de la corporación y la empresa que maneja el aseo, quienes se ocupan de la selección y clasificación de los alimentos, para que a las organizaciones “llegue producto de muy buena calidad”. Esto ocurre después de que los VTH (vehículos de tracción humana), con capacidad de 25 a 30 canastillas cada uno, recojan los productos y los lleven al punto de acopio.

Allí suele llegar naranja, mandarina, papaya, pera, piña, remolacha, manzana, repollo, calabacín, calabaza, papa negra y papa criolla. Además, hay temporadas en las que abundan la cebolla, el tomate, la curuba o la guayaba. Esto para tener cerca de 60 referencias de productos durante el año.

Todo esto se transporta por medio de camiones y llega a cerca de 200 organizaciones de manera directa. Una de las actividades que destaca Saldarriaga se ejecuta con la pastoral social de la Diócesis de Soacha. “Les llevamos productos a algunas de las comunas y allá con la misma comunidad se organizan y arman paquetes de 8, 10, 12 kg que se llevan a las familias y se les va dando capacitación para que aprendan a transformarlos”, afirma. Con ello se busca generar más de conciencia en los sectores vulnerables.

La cifras...

Todo el proceso llevó en 2024 a la entrega de 20.356.005 kg de productos y 48.950.800 platos de comida. Adicionalmente, se recibieron 11.438.613 kg de productos en donación y 134.043 horas de trabajo de 12.976 voluntarios, logrando beneficiar a 1.207 organizaciones. Además, con el Programa de Recuperación de Excedentes Agrícolas (Prea) se rescataron 3.735.790 kg de frutas y verduras, a la vez que se entregaron 518.569 kg de alimentos a familias en 33 municipios.

De acuerdo con Mauricio Cedeño, subgerente comercial y de negocios de Corabastos, el trabajo del Banco de Alimentos es muy importante, ya que se encarga de que “lleguen a familias vulnerables de las diferentes fundaciones con las que trabajan”.

También destaca la participación de los comerciantes de la central, pues con ello ayudan al trabajo en pro del segundo Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS), que hace referencia a ‘Hambre Cero’. Asimismo, la gerencia se encarga de conversaciones con quienes trabajan en la central para que “día a día puedan incrementar sus donaciones y puedan ayudar a más personas”. Afirmó que David Martínez, gerente general de Corabastos, “es amigo de las políticas de ayudar a todas las fundaciones que necesiten alimento”.

Cabe preguntarse entonces, ¿por qué el centro de acopio de Corabastos es importante? Pues al ser la central de abasto más grande del país, todos los días está recibiendo grandes cantidades de comida. De hecho, solo durante el primer semestre de este año, ingresaron 1.463.053 toneladas de alimentos, y particularmente en julio fueron 247.719 toneladas, convirtiéndolo en uno de los meses con mayor oferta de 2025.

Cedeño recalca que “en Corabastos se hace mucho alistamiento. Si se toma como ejemplo la lechuga y la cebolla larga, se hace una selección, clasificación y las hojas que no sirven son las que van como desperdicio. Lo mismo sucede con las colas de la cebolla y las colas del ajo, que mucha gente no las consume y eso es lo que se va”.

También recalcó que el año pasado salieron cerca de 4.000 toneladas, con una recuperación de casi 3.800 toneladas, por lo que “el desperdicio es muy mínimo, alguna fruta que ya esté muy deteriorada por la logística o por el almacenamiento, pero no es mucho lo que se desperdicia”. Otra duda es ¿cuánto donará una persona al año? Las cantidades varían de acuerdo con la frecuencia y magnitud que cada comerciante lo haga.

Así existen quienes donan todas las semanas, los que lo hacen cada ocho o diez días, o de manera eventual. Uno de los grupos que destaca Saldarriaga son los comerciantes de papa criolla, “son muy generosos y nos entregan mucho”.

Hay quienes entregan una o dos canastillas de producto, mientras que otros pueden llegar a 12 o incluso dar más de 50 bultos de alguna cosa. De esta manera, el producto adquiere importancia por sus cualidades nutricionales y no por sus características físicas. “Nosotros aquí sabemos que los productos menos bonitos son productos tan nutritivos, tan sanos y tan buenos, y sabemos que estos productos no tan bonitos muchas veces se quedan en el campo”, comentó Saldarriaga.

A pesar de que hay más de 1.000 donantes en la central, existen algunos que destacan en los registros, dado que en 2024 entregaron más de 30.000 kg cada uno. Premium Food Colombian fue el mayor donante, con 296.944 kg de comida; seguido por Alimentos Provercol S.A.S.; Agrollanos S.A.S.,; Hugo Ernesto Castiblanco; Hermes Yovany Vega; Cultiban CM SAS; Comercializadora Mateus; Triple Alianza; David Steven Galindo; Comercializadora Disfruver; Comercializadora Sabana; Brayan Sebastián Aguirre; Arturo Jorge Cruz; William Alberny Pinzón; Mercados Don Noé y Tomates El Progreso, con un aporte de 32.861 kg.

William Pinzón, uno de los mayores donadores, lleva cerca de cuatro años relacionándose con el Banco. En sus palabras, “porque no me gusta botar comida, yo prefiero regalarla cuando está un poco útil, pero ya no se puede comercializar, me parece de mal gusto botar la comida”. Con esta base, dona a diario o como máximo cada tres días arracacha y yuca, alimentos que comercializa hace bastante tiempo. Comenta que “en promedio regalamos un bulto diario. Me gusta ayudar a la gente y me satisface saber que ese poquito que yo estoy dando le va a servir a gente que en realidad lo necesita”.

Cabe destacar que, además de ayudar a otras personas y comunidades, las donaciones traen consigo algunos beneficios. El primero de estos es el descuento tributario de 37% para las donaciones de alimentos y productos de higiene y aseo. También brinda descuento tributario de 25% en renta líquida si las donaciones fueron en efectivo u otros productos. Adicionalmente, los alimentos donados se encuentran exentos del IVA mientras se reducen los riesgos relacionados con el uso de productos averiados o en condiciones imperfectas.

Entretanto, el trabajo conjunto de Corabastos y el Banco de Alimentos de Bogotá continuará en busca de reducir la pobreza, el hambre y de hacer que la sociedad sea un poco más sostenible. Para Cedeño, se seguirá trabajando de manera constante en las conversaciones con comerciantes, y apoyando tanto al Banco como al programa de Misión Nutrición Bogotá.

LOS CONTRASTES

  • William PinzónComerciante de arracacha y yuca en Corabastos

    “En promedio regalamos un bulto diario, me gusta ayudar a la gente y me satisface saber que ese poquito que yo estoy dando le va a servir a gente que en realidad lo necesita”.

  • Mauricio CedeñoSubgerente comercial y de negocios de Corabastos

    “La función que tienen nuestros comerciantes es muy importante, desde su generosidad, para tratar de trabajar con el objetivo de desarrollo sostenible dos, que es hambre cero y cero desperdicio”.

“Hoy llegamos a cerca de 1.233 organizaciones”

A dos meses de que se acabe el año, el Banco de Alimentos de Bogotá sigue desempeñándose en función de la lucha contra el desperdicio y el hambre. Con esto en mente, Daniel Saldarriaga Molina, sacerdote de la Arquidiócesis de Bogotá y director del Banco de Alimentos de Bogotá, habló de cómo ha sido el proceso.

Daniel Saldarriaga Molina, sacerdote de la Arquidiócesis de Bogotá y director del Banco de Alimentos de Bogotá.

 

¿Cómo se originó?

En la Navidad del 2000 el cardenal Pedro Rubiano quiso que naciera el Banco de Alimentos en Bogotá. Tuvimos la oportunidad de ir a conocer en Medellín cómo era un banco de alimentos y luego a Cali. Medellín y Cali coincidían que habían nacido viendo un modelo de Banco de Alimentos que estaba en Guadalajara en México, que fue como el primero de los bancos de alimentos de América Latina. Hoy en México, en los estados de ese país, hay alrededor de 68 bancos de alimentos y en Colombia somos 26. Esta es una iniciativa que está en muchos países del mundo, somos como 55 países los que estamos hoy identificados dentro de la Global Food Banking Network.

¿Cuál es el propósito?

Luchar por la alimentación de tantos que necesitan, esforzarnos por salvar alimentos y evitar la generación de gases de efecto invernadero y de gas metano, y propiciar la cadena de la solidaridad. El Banco de Alimentos siempre ha tenido el propósito de ayudarle a unos que pueden pasar a un segundo nivel. No es bueno ayudarle a los que no tienen nada para que sigan en la nada. Necesitamos socorrer a los que necesitan para que encuentren un día que ellos mismos pueden satisfacer la necesidad y pueden empezar a ser parte de la solución, contribuyendo con la solidaridad y la fraternidad.

¿Cómo es su trabajo con el campo?

Cada día vemos que de verdad en el campo hay más deseo de colaborar y más deseo de apoyar. Quisiéramos más sinergias y quisiéramos de verdad dejar que muchos productos que no son los más hermosos puedan venir al Banco de Alimentos para hacerlo llegar a mucha gente que lo necesita. Lo no bonito es tan bueno, tan sano, tan saludable como lo bonito. El trabajo con el campo nos está permitiendo llegar a casi 30 municipios con 94 veredas, y estamos trabajando en algunas veredas para que los niños tengan una pequeña huerta.

¿Con cuántos colaboradores cuenta el Banco?

Somos 162 en el equipo del Banco de Alimentos, pero están cada día entre 70 y 80 voluntarios que vienen a colaborar.

¿A cuántas instituciones están llegando?

Hoy llegamos a cerca de 1.233 organizaciones donde pueden ser socorridas más de 400.000 personas.

¿Cómo se escogen las instituciones a las que ayudan?

Hay un equipo de gestión social que visita las instituciones y deben llenar unos requisitos: tener un RUT, una Cámara de Comercio, los permisos del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y una sede donde prestan el servicio. No tenemos niños en las organizaciones donde le dan de comer a los niños que no estén escolarizados.

Queremos que los adultos mayores no estén sentados esperando a que les lleguen las horas de comida, sino que los puedan acoger y les dan la oportunidad y les tienen actividades adicionales; que haya familias que reciben paquetes alimentarios porque en medio de la realidad de pobreza estamos preocupados por recuperar el valor de sentarse a la mesa. Necesitamos que más gente se entere lo que hacemos, porque muchos productos hoy se están yendo a la basura.

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