Campesinos de Putumayo cambiaron los cultivos de coca para producir chontaduro
En el corregimiento de El Placer, municipio de Valle del Guamuez, la fumigación con glifosato devastó toda forma de vida durante 14 meses. Simultáneamente, los campesinos fueron retenidos por grupos paramilitares durante seis años, quienes tomaron el caserío violentamente.
Hoy, 26 años después, esta comunidad del bajo Putumayo está recuperando sus tierras para la producción de alimentos gracias a la nueva política de drogas que se enfoca en la sustitución de cultivos ilícitos por economías legales, en lugar de perseguir a los campesinos cocaleros.
La Agencia de Desarrollo Rural lanzó esta semana un proyecto productivo en las veredas Los Ángeles, El Placer, Mundo Nuevo, Las Vegas y El Cairo. Este proyecto, que beneficia a 22 familias de la Cooperativa Agroindustrial del Palmito, Coopalmito, y tiene un valor de $869 millones, busca fortalecer el cultivo de chontaduro para la producción de cogollo de palmito en 22 hectáreas, aportadas por los campesinos y la gobernación del Putumayo.
El presidente de la Agencia de Desarrollo Rural, Luis Alberto Higuera Malaver, enfatizó el dolor vivido en El Placer y cómo este proyecto ofrece una oportunidad para superar ese pasado, transformando la economía ilícita en una legal basada en la producción de palmito de chontaduro.
Para los miembros de Coopalmito, el cultivo de chontaduro para palmito es esencial para su economía familiar y su proyecto de vida. Fabiola Malpud, líder de la cooperativa, destaca el interés en el palmito como una vía para una vida digna y el bienestar económico de su familia y comunidad. El palmito tiene una demanda considerable tanto a nivel nacional como internacional, lo que asegura la venta de la producción.
Sin embargo, los productores necesitan asistencia técnica, asesoría organizacional, ambiental y comercial, así como insumos y equipos para atender estos mercados de manera efectiva. La Agencia de Desarrollo Rural apoyará estas necesidades para aumentar la producción y agregar valor al palmito.
Higuera subraya que los daños causados por las fumigaciones con glifosato no se repetirán bajo la actual política de drogas, que es muy diferente y más humana.