Bachué, Jacky y Villa, las tres nuevas variedades de papa que desarrolló el sector
La Federación Colombiana de Productores de Papa (Fedepapa), en alianza con la Universidad Nacional de Colombia (Unal), han propuesto una serie de programas dirigidos al mejoramiento genético del tubérculo, con el fin de otorgar las semillas a los respectivos productores y así, construir poblaciones que respondan a las necesidades del sistema productivo.
Según un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), para cubrir la demanda de alimentos en los próximos 32 años, la agricultura debe producir entre 50% y 70% más de alimentos, forraje y biocombustible de lo que se producía hace una década. Por ello, el uso de la genética en la agricultura es fundamental para contribuir a la producción agroalimentaria.
El proyecto busca no solo socializar la importancia del mejoramiento genético en las variedades de papa, sino otorgar a productores afiliados al Fondo Nacional de Fomento de la Papa (Fnfp) las semillas para su respectivo cultivo.
Se desarrolla en alianza con el Programa de mejoramiento genético de papa de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Unal (PMG-Unal), donde se trabaja con germoplasma diploide y tetraploide en diferentes fases de avance para generar nuevas variedades de papa para el país.
Fedepapa es la entidad gremial del sector más importante a nivel nacional, con más de 30.000 productores de papa afiliados activos. Por su parte, el fondo es la cuenta parafiscal, la cual se encarga de hacer la administración de la cuota de fomento.
Juan Salavarrieta, supervisor de divulgación del Fondo Nacional de Fomento de la Papa y Fedepapa, destacó que, gracias a esa cuota de fomento, en el año 2023 ya cuentan con más de tres programas y ocho proyectos en realización.
“Entre esos proyectos, tenemos el mejoramiento genético que va de la mano de la Universidad Nacional, en el cual estamos haciendo el lanzamiento oficial de tres nuevas variedades: Bachué, nombre otorgado por la diosa de Boyacá; Villa, por Villapinzón, municipio productor más importante a nivel nacional, y Jacky, por la esposa del profesor Carlos Ñustes, investigador de la Universidad Nacional”, resaltó Salavarrieta.
Esas tres variedades corresponden a variedades con una alta tolerancia a la gota y su producción se estima que, bajo ciertos estándares de calidad, llegue entre 40 y 60 toneladas por hectárea.
“El proyecto se dividió en varias fases. Primero fue la fase investigativa, todo lo que es el mejoramiento genético de las semillas. Ya estamos ahorita en dos fases, que son el dar a conocer, socializar y divulgar todo lo que se está haciendo con estas variedades para el consumidor y la otra, la duplicación de semillas”, afirmó el supervisor.
Cabe resaltar que, se realizaron pruebas regionales en municipios del altiplano cundiboyacense, para seleccionar clones élite que serán propuestos a la fase de registro de nuevos cultivares ante el ICA.