Harina de banano extruida, una solución para aprovechar el producto de rechazo
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Harina de banano extruida, una solución para aprovechar el producto de rechazo

A partir del banano de rechazo, no apto para la exportación, se inició una iniciativa basada en la producción de harina de banano extruida
El banano de rechazo es el banano que no cumple con las expectativas de calidad o las características de calidad de un banano de exportación
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La economía bananera es una de las más sólidas en el agro colombiano. No solo tiene 53.318 hectáreas sembradas, distribuidas entre el Urabá Antioqueño, el Magdalena, La Guajira y Cesar, sino que exportó 108 millones de cajas de 20 kg de banano por un valor de US$891 millones en 2022.

Sin embargo, según la Universidad Nacional de Colombia (Unal), 25% de la fruta que se cosecha no es válida para la exportación, por lo que si no es vendido en el mercado local, se pierde. Frente a ello, investigadores llevaron a cabo un proyecto que pretende utilizar el banano de rechazo para producir harina extruida, con altos beneficios proteicos.

Desde la Universidad Nacional de Colombia, Eduardo Rodríguez Sandoval, docente de la Facultad de Ciencias Agrarias, en alianza con Katherine Manjarrés, actual decana de la Facultad de Ciencias Agrarias del Politécnico Jaime Isaza Cadavid y Gustavo Adolfo Manjarrés Pinzón, director de la Corporación Natural SIG, ejecutaron una investigación cuyo objeto fue el aprovechamiento de los bananos sobrantes para la producción de harina en beneficio de la seguridad alimentaria de la región.

El Magdalena es uno de los departamentos que más exporta banano en Colombia, pero el fruto de rechazo no tiene agroindustria asociada que le genere valor agregado. Nosotros quisimos generar una harina que podemos utilizar en distintos suplementos y formulaciones alimenticias para infantes, adolescentes y adultos”, resaltó Katherine Manjarrés.

Esta iniciativa, denominada Tecniban, se ideó con el fin de generar otras fuentes de ingreso para el pequeño y mediano productor. Además del proceso de producción de harina de banano extruida, en el marco de la producción de cero residuos y economías verdes, se buscó producir hongos comestibles, como buena fuente de proteína, a partir de las cáscaras de los bananos.

“Tenemos una población con unos índices de pobreza muy altos, en la cual el consumo de proteínas es muy escaso, dado su alto costo. Producir hongos, además de la harina extruida, que se convierten en fuentes de proteínas, nos pareció una idea muy buena”, afirmó la investigadora.

El proyecto se desenvuelve en tres fases. La primera constituye la investigación realizada, la segunda se basa en transferir a los pequeños y medianos productores esos conocimientos adquiridos y, la última, parte del plan de mercado, realizando asociaciones frente a la comercialización de este subproducto del banano.

El banano de rechazo es el que no cumple con las expectativas o las características de calidad de un banano de exportación. Este fruto tiene cero manchas, una medida de 22 centímetros o un poco más de ancho, de 3.5 centímetros, no tiene picaduras ni insectos. Poseen un estándar de calidad que muchos no lo cumplen”, precisó Eduardo Rodríguez Sandoval, integrante de la iniciativa.

Según Sandoval, a partir de ese banano de rechazo, se inició una iniciativa innovadora que se basó en producir harina por medio del proceso de extrusión.

“Primero se toma el banano, se desinfecta, se pela, se lleva a una solución con ácido cítrico, se seca con una temperatura que no sobrepase los 55 grados centígrados por alrededor de seis horas, se muele y esa harina se lleva al proceso de extrusión”, explicó Sandoval.

El proceso de extrusión recae en un equipo que cuenta con tornillos y un control de temperatura. La harina pasa por ese proceso, y finalmente se obtiene un producto totalmente distinto, con unos niveles de almidón más digerible y con altos contenidos en vitamina A y D.

Uno de los beneficios de esta investigación se basa en la construcción no solo de tejido económico sino social. Para Gustavo Adolfo Manjarrés Pinzón, director de la Corporación Natural SIG, su aporte va ligado a proporcionar seguridad alimentaria a las comunidades más vulnerables.

“Lo importante de utilizar este banano en términos de harina o cualquier otro tipo de elemento es que la comunidad comprenda que su propio producto, que es local, puede ser utilizado para solventar una crisis alimentaria”, avaló Pinzón.

Además, a través de las experiencias técnicas y económicas, este proyecto ayudará a que muchas comunidades bananeras se formen para poder explotar este renglónque es el banano de rechazo y lo conviertan en parte de su consumo, consolidando lazos fuertes en torno su comercialización.

En torno a los planes a futuro, la investigación buscará hacer una segunda fase donde se introduzca ese tipo de tecnologías y conocimiento en las comunidades. “Se debe seguir fortaleciendo el proyecto para que sea sostenible y sigamos avanzando en darle valor agregado al banano, con el fin de que impacte de buena forma a las comunidades y a todos los que hacen parte de la cadena productiva del banano”, concluyó Sandoval.

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