Alerta por la contaminación de algunas fuentes hídricas del país con metales tóxicos
Dos recientes estudios de la Universidad Nacional alertaron sobre la presencia de metales nocivos para la salud humana y animal, puntualmente flúor y arsénico, en algunas fuentes hídricas del país.
Si bien los seres humanos necesitamos el flúor para mantener unos huesos sólidos y sanos, especialmente la dentadura, la ingesta de agua con niveles elevados de este metal puede generar problemas como osteoporosis o caries, y afecciones más serias en los riñones, los nervios o los músculos. El exceso de flúor también puede ser perjudicial para los animales, especialmente para los más jóvenes, generando pérdidas de peso o alteraciones en el color y el crecimiento de sus huesos.
El arsénico, por su parte, resulta altamente tóxico para humanos y animales, y su consumo en altas cantidades o una exposición sostenida en el tiempo puede tener consecuencias muy peligrosas, como el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, lesiones en la piel, diabetes e, incluso, cáncer.
Por esa razón, y ante el riesgo de que el agua que utiliza provenga de fuentes hídricas contaminadas, es importante monitorear regularmente sus niveles de toxicidad.
En caso de detectar una presencia más elevada de la permitida, la recomendación para reducirla es reemplazar las aguas contaminadas por otras o, al menos, mezclar el agua contaminada con una de bajos niveles de toxicidad, para diluir los metales en una cantidad de líquido mayor, y alcanzar así los niveles concentración aceptables para el consumo, tanto para humanos como para los animales.